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11 cosas que a los mexicanos nos encanta odiar

by Rulo Luna Ramos 5 Nov 2014
Maná.

Aquí tenemos que tratar dos cuestiones: ¿por qué a los extranjeros les gusta tanto esta banda de “rock mexicano”? y ¿por qué a los mexicanos nos caga tantísimo? Sí, son verdaderamente malos, pero creo que juegan más en la liga de déjenlos en paz son súper malos que en la liga de hay que odiarlos como odiamos a Ricardo Arjona (aunque también están los que dicen que Maná es como un quinteto de Arjonas). No me lo tomen a mal, yo también los odio.

Speedy González y cualquier otro personaje del estilo.

Lo único que los mexicanos odiamos más que ser estereotipados es ser estereotipados de forma tonta y anacrónica. Personajes como el dichoso ratón mexicano han ayudado a mantener una falsa imagen de México en el extranjero. Es cierto que México estaba lleno de caballos y sombreros hace cien años, pero ya no más. Claro que… sí decimos ándale todo el tiempo.

Los penaltis durante el mundial.

¡Esto es un clásico! Muchas personas en México son capaces de recordar al menos tres ocasiones en las que nuestra selección nacional fue eliminada del mundial a consecuencia de un penalti o de una ronda de penaltis. Esto ha sucedido tantas veces y de formas tan ridículas, que la idea de que el equipo mexicano esté bajo el efecto de alguna maldición termina sonando lógica. Hagan los chistes que quieran… no tenemos cómo defendernos de esta.

A los políticos, especialmente al presidente.

No existe ningún ex presidente en la historia reciente de México que no sea verdaderamente odiado. El odio generalmente se cultiva durante el periodo presidencial y una vez que culmina, no podrás encontrar a nadie que admita haber apoyado o votado por el ex mandatario. ¿Listos para un pequeño experimento? Pregúntenle a un amigo mexicano sobre algún ex presidente que admire sinceramente; ahora prepárense para viajar en el tiempo, probablemente hasta las primeras décadas del siglo XX, o incluso hasta el siglo XIX (¿por qué no?). Y eso, no es nada de lo que debamos estar orgullosos…

El transporte público… y el transporte en general.

La próxima vez que se encuentren en compañía de alguien de México, intenten lo siguiente: mencionen lo bueno que es el transporte en el lugar que sea. Hecho esto, prepárense para escuchar un mundo de historias sobre tráfico, microbuseros locos, baches, carreteras en eterna reparación, como dos cuerpos sí pueden ocupar el mismo lugar en el espacio y toda posible crítica en relación con el transporte en México. Hay muchas razones para quejarse sobre nuestros sistemas de transporte y nuestras normas de vialidad, y conocemos todas y cada una de ellas.

Las tortillas falsas.

Ya sé que siempre saco a relucir el tema de las tortillas, pero de verdad tenemos una gran fijación con ese peculiar elemento culinario. Cuando los mexicanos nos encontramos fuera del país es la primera cosa que extrañamos (más que a nuestras propias madres) y es bastante cruel que habiendo “tortillas” por todos lados, estas nunca se asemejen a la experiencia real. Las tortillas pre empacadas nunca estarán a la altura del producto de una tortillería, sin mencionar las tortillas azules hechas a mano. ¡Esas son tortillas!

La en México.

¿Andas en busca de algún argumento que haga enojar al 99.99 por ciento de los mexicanos de forma exacerbada? ¡No busques más! Lo único que tienes que hacer es demostrar la más ligera inclinación hacia el uso fonético de la j en lugar de la x en toda palabra relacionada con México. Ahora asume las consecuencias y doma a la bestia que acabas de despertar. ¿Por qué los mexicanos odiamos tanto esto? Hay factores históricos relacionados con el colonialismo y con la tradición prehispánica que en parte justifican nuestra postura. Siendo honestos, es bastante curioso que en un lenguaje fonético como el español, la x se haya convertido en una especie de letra comodín. Por favor, no intentes usar la jota en México, especialmente si tu lengua materna es el español.

A los chilangos.

La distancia entre la Ciudad de México y cualquier otro lugar dentro de México es directamente proporcional al odio hacia los chilangos, acentuándose especialmente cuando dicha distancia te encamina hacia al norte del país. Algunas personas tienen argumentos en contra de los chilangos por ser arrogantes y mal educados (argumentos que tristemente podrían ser producto de alguna mala experiencia con cierto tipo de chilangos), pero también es cierto que mientras más lejos te encuentres del Distrito Federal, más fácil es encontrar gente sin muchos argumentos para fundamentar su odio. ¡Algunos ni siquiera conocen a un solo chilango! A algunas personas simplemente les encanta el odio, ¿no?

La omnipresencia de la comida Tex Mex.

Mejor conocida como comida mexicana en el resto del mundo, la comida Tex Mex es el origen de nuestras más grandes decepciones cuando estamos lejos de casa. Imagina la siguiente situación: has estado viajando por meses, el síndrome del Jamaicón te está pegando con todo, cuando de repente, en medio de una nueva ciudad, un restaurante ofreciendo comida mexicana emerge de entre las huestes de cadenas de comida rápida; entras al restaurante y las lágrima empiezan a inundar tus ojos mientras indagas si tienen ese platillo que te recuerda patria, infancia y madre… pero sólo tienen nachos. ¡Para nosotros los mexicanos, siempre es lo mismo! ¡No hay una sola alma en México que tenga la menor idea de lo que es una taco salad! Y, siendo honestos, los taco shells son la peor invención de la historia de la comida rápida. Qué mi opinión quede asentada.

El verano… y sus huracanes.

Por supuesto que nos encanta quejarnos sobre nuestros fabulosos e inundados veranos. En general, el clima de México es bastante benevolente y ciertamente prefiero un verano con lluvia que un invierno bajo cero o cualquier otra situación de clima extremo, pero aún después de pasar innumerables ciclos estacionales en México, la idea de un verano caluroso lleno de sol, playa y diversión, nunca me ha abandonado totalmente. Si han estado en México durante el verano saben que es sinónimo de huracanes, mucha lluvia, inundaciones, demasiadas tormentas tropicales y uno que otro frente frío al que se le perdió perdió el invierno. Y las imágenes en la televisión de playas lejanas llenas de gente pasándola increíble tampoco ayudan mucho.

La relocalización de México a Centro o Sudamérica.

¿Por qué ese afán de ponernos en situaciones geográficas distintas? Personalmente, tampoco entiendo ese extraño orgullo de los mexicanos por pertenecer a América del Norte, cuando tenemos mucho más en común con nuestros vecinos sureños. Claro que cualquiera podría argumentar que odiamos la desinformación en temas de geografía (¡sí, cómo no!), pero hay algo en nuestra reacción que indica un trasfondo mayor.

Halloween.

El odio de algunos mexicanos hacia Halloween podría ser interpretado por el extranjero inexperto como un síntoma claro de algún trauma infantil. Sin embargo, la fuente del problema es la proximidad entre dicha fiesta y nuestro tradicional Día de Muertos. La mezcla de ambas fiestas se ha hecho presente y los niños invaden las calles en disfraces de los mismos monstruos que a su vez han invadido las tradicionales ofrendas. Esta mezcla cultural no es muy bien vista por muchos mexicanos que la perciben como un intento de la cultura gringa por comercializar nuestras tradiciones.