Crédito: Eneas de Troya

7 historias del Centro Histórico de la Ciudad de México que seguramente no conocías

Ciudad de México
by Stephany Leslie Diaz Cruz 9 May 2016

1. Las fuentes de sidra en la Alameda Central

Si eres de esas personas a las que les encanta la fiesta en grande, imagínate tener fuentes llenas de alcohol en pleno centro de la ciudad sólo para saciar tu sed y la de los demás paseantes. Seguro pensarás que es una locura; sin embargo, en 1846, el general Antonio López de Santa Anna decidió celebrar el triunfo de nuestro país sobre Estados Unidos de la manera más creativa que encontró: llenando las Fuentes de Caritas (ubicadas en las cuatro esquinas de la Alameda Central) de nada más y nada menos que de deliciosa y espumante sidra. ¡Salud!

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2. El corazón del cofre de plata

Si te consideras un romántico empedernido, te interesará conocer esta historia que está a la par de las tragedias Shakesperianas. Corría el siglo XVI cuando el virrey Baltasar de Zúñiga y Guzmán se enamoró perdidamente de la joven Constanza Téllez, quien rechazó su amor ya que estaba a punto de convertirse en monja. El virrey no renunció a su amor por Constanza y decidió construirle un convento: el Ex Convento de Corpus ubicado sobre Avenida Juárez. Las labores de Baltasar de Zúñiga en la Nueva España concluyeron y tuvo que regresar a España, pero antes de morir ordenó que su corazón fuera depositado en una urna de plata y trasladado hasta el convento de donde nunca se pudo desprender realmente. La urna fue encontrada en las labores de restauración del convento en 2004.

 

3. Los búhos de Sanborns

Otra de las curiosas historias que rodean al Centro Histórico tiene que ver con tres pequeños búhos asentados en la famosísima Casa de los Azulejos de la calle de Madero, precisamente sobre la tipografía de Sanborns. Estos pequeños animales representan a Frank Sanborn, fundador de dicha tienda, y a sus hijos. Durante todo el siglo pasado, este local cobró mucha importancia no sólo por ser la casa del histórico mural Omnisciencia, del maestro José Clemente Orozco, sino también por ser un punto de encuentro recurrente para personajes del mundo político y cultural de México. Se dice que Miguel Alemán acostumbraba preguntarle a diario a uno de sus empleados: “¿Qué se dijo hoy en Sanborns?”

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4. Uno por uno, por favor

Una de las leyendas más representativas de las calles del centro tiene su origen en el famoso Callejón de la Condesa, justo a espaldas de la Casa de los Azulejos. La historia cuenta que dos nobles se encontraron de frente en sus respectivos carruajes y el ancho del callejón impedía que los dos pudieran pasar. Debido a su condición de nobleza, ninguno de los participantes quiso retroceder y mantuvieron el altercado ¡por tres días! Al final, fue el mismísimo virrey el que tuvo que parar la bronca, haciendo que los dos retrocedieran al mismo tiempo. ¡Se imaginan el trafical que se formaría hoy en día!

 

5. El niño cautivo de la Catedral

El Niño Cautivo es una imagen a la que se le considera abogado de todos aquellos que están presos injustamente o retenidos en contra de su voluntad, ¿La razón? Esta imagen pertenecía a Francisco Sandoval, quien la estaba transportando de España a México cuando su embarcación fue secuestrada por piratas a principios del siglo XVII. Sandoval y la imagen estuvieron retenidos en Argelia durante siete años. Aunque la iglesia pagó el rescate, Sandoval murió en Argel; sin embargo, la imagen fue recuperada y ahora se encuentra en la capilla de Santa María la Antigua de la Catedral Metropolitana.

 

6. ¿De dónde vienen tantos gatos?

El Centro Histórico tiene lugares para todos los gustos y los amantes de los gatos también cuentan con sus rincones secretos. Uno de estos rincones está, sorpresivamente, en los jardines de Palacio Nacional. Este lugar está habitado desde hace mucho tiempo por más de cien felinos que, para sorpresa de todos, cada uno tiene su nombre y todos son cuidadosamente atendidos por el personal de mantenimiento del edificio. Sus actividades diarias son disfrutar del clima y mirar pasar a los visitantes. ¡Qué vida!

 

7. Una bala perdida…

Ok, esta historia es más conocida, pero la incluimos por ser un clásico del Centro Histórico. Cuentan las malas lenguas que la cafetería Bar La Ópera, inaugurada en 1876, fue escenario de uno de los famosos desplantes de Francisco Villa, quien disparó al aire en el interior del recinto, dejando una bala incrustada en el techo. Los historiadores se debaten con respecto a la veracidad de este hecho, pero de que hay un balazo en el techo de La Ópera y de que este es uno de los atractivos del lugar… ¡Ni quién lo pueda negar!

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Crédito de la foto de portada: Eneas de Troya