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Cómo hacer enojar a un cubano

Cuba
by Sandra Alvarez 14 Nov 2014
Cómete nuestra comida.

Los cubanos somos gente generosa, solidaria y que regala lo que no tiene. Sin embargo, tenemos un tema con la comida, seguramente debido a su escasez. Si un cubano ha dejado algo en el refrigerador para comérselo luego, ¡que ni se te ocurra llevártelo a la boca!. Mejor pregúntanos primero y seguramente te daremos la mitad y tal vez un poco más. Sin embargo, el último trozo, ese que siempre dejamos porque es el que anticipamos delicioso, ese de ninguna manera lo pidas y mucho menos lo mires con ansias, porque si se nos cae ¡vas a tener un problema bien gordo!.

Anúncianos que se acabaron las papas.

Estamos esperando en una cola, soñando con comernos un puré de papas o unas papas fritas, quizás las únicas que nos tocan durante todo el año, teniendo en cuenta lo difícil que es producirlas en el país…Cuando de pronto escuchamos el “¡Se acabaron las papas!”. Y es que nos pasamos doce meses esperando a la temporada del más famoso de los tubérculos para deleitarnos con esos platos que ya casi se han convertido en especies en extinción. Y si el aviso era una broma, prepárate para que alguien te diga: “¡Compadre, con eso no se juega!”.

Opina sobre lo que pasa en Cuba, no importa si pa’ bien o pa’ mal.

El cubano es quien sabe mas de Cuba, no hay otro ser en la tierra que pueda tener una opinión más acertada de la isla, aunque muy frecuente ni nosotros mismos podamos explicar qué pasa en Cuba. Pero si eres extranjero y se te ocurre decir: “yo creo que el problema principal de Cuba es…”. Seguro te va a salir alguien a responderte, como en la canción: “tienes que haber nacido en Cuba, tienes que haber vivido en Cuba”. Porque nadie sabe más que nosotros de nuestra isla, aunque no la podamos explicar en palabras nuestras contradicciones, sobre todo cuando intentan juzgarnos.

Mentános a la madre.

Mujer u hombre cubano al que le recuerdes su progenitora, saltará en un santiamén y te bajará, cuando menos, un piñazo, un cocotazo o como se llame en tu país. Así que mejor dale siete vueltas a tu lengua cuando discutas con uno de nosotros y limítate a que expresiones como “jueputa”, “la madre que te parió” o “me cago en tu madre” se queden solo en tu pensamiento. De lo contrario, se armará la gorda y solo la intervención de la policía podrá devolver la paz.

Díle a un hombre “mala hoja”.

En nuestra isla, cuando se duda del buen desempeño sexual de una persona, y sobre todo de un hombre, enseguida viene la frase “Es mala hoja”. Pero decirlo puede ser explosivo. Tal vez porque los hombres se esfuerzan en demostrar que como cubanos y caribeños, naturalmente son “buenas hojas”, pues eso les viene en los genes. Mentira, los cubanos son eróticamente como cualquier otro varón, pero se creen que son superiores. Entonces te alerto, si eres mujer y quieres dejar a un cubano choqueado, dile “m-a-l-a-h-o-j-a”.

Trátanos de mentirosos.

Bueno, esta es una ofensa bastante universal, pero decirle mentiroso a un cubano, aunque sea cierto, es un acto sumamente arriesgado. Como mínimo buscara mil ejemplos que legitimen sus aseveraciones y de ser posible jurará “por su madre” que lo que él dice no es cuento. Buscará el apoyo de otras personas que estén cerca o pasando por el lugar de la conversación, porque su honra no puede quedar manchada. Te cansaras de escucharle, así lo mejor será pedirle disculpas, aunque sean de mentira…

Discute con nosotros de política.

Siempre que converses con una gente procedente de la Isla, intenta pasarle por el lado al tema político o, de lo contrario, la conversa puede derivar en un enojo. Por eso es oportuno saber que aunque mucha gente de Cuba no tiene acceso a versiones contrastadas de lo que pasa en el allende los mares, “todo lo sabemos”, “todo lo presumimos” y además lo defendemos con vehemencia. Hay quienes creen que Cuba es un país politizado, hay quienes no, de cualquier manera es saber que el tema político puede “encender” a un cubano. Y cuidado si vive fuera de la Isla. Ese sí que tiene “la verdad en la mano”. ¡Cuidado!

Celebra una victoria del mejor equipo de béisbol en Cuba: Industriales.

En Cuba, el deporte nacional es el béisbol, lo que se explica a partir de nuestros vínculos históricos con los Estados Unidos. La llamada pasión de Cuba puede enemistar, familias, vecinos, colegas y hasta provincias enteras. Mucho más si eres seguidor del equipo Industriales, que pertenece y representa a La Habana.

De hecho existen personas de otras provincias que cuando Industriales juega le van siempre al otro equipo, con tal de no tener que aceptar que el equipo de la capital es el mejor (claro, yo soy industrialista).

También existen muchos anti-industralistas en la propia Habana y eso se explica porque en dicha ciudad, como es usual para todas las capitales, viven muchas personas de otras regiones del país.

Pero la cosa se pone aun más fea con la gente de Santiago de Cuba. Es un odio visceral entre unos y otros fanáticos. Así que si te toca presenciar un juego de béisbol y te gusta aunque sea el color azul del equipo capitalino y estás en Santiago de Cuba, mejor: “en boca cerrada no entran moscas”. Te lo recomiendo de todo corazón.