Y hablando del Río Cupatitzio, cuenta la leyenda que el Diablo un día decidió impedir que el agua brotara de la tierra.
Los purépechas, angustiados por la sequía, llamaron a Fray Juan de San Miguel para que oficiara una misa. Estando el fraile muy concentrado en sus oraciones y bendiciendo el seco manantial, se escuchó un estruendo en el lugar y de pronto salió de la tierra el afligido diablo, liberando por fin toda el agua contenida. Al salir huyendo del manantial, el Diablo tropezó y, al caerse, dejó marcada para siempre su rodilla entre las rocas, justo ahí donde se encuentra el origen del río. Por eso la leyenda se llama “de la rodilla del Diablo”...