MALASIA FUE un descubrimiento inesperado. Al llegar encontré un mundo constituído por muchos mundos. Cuatro culturas compartiendo un mismo espacio.
En una misma calle se cruzan a mi paso mujeres con trajes indios de colores vívidos, bicicletas manejadas por orientales de origen chino, mujeres de cultura árabe con el rostro tapado y sonrisas en los ojos, y malayos que corren al ritmo del día, que parece rápido pero relajado al mismo tiempo.