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Mini guía para encontarse con los 13 fantasmas más famosos de la Ciudad de México

Ciudad de México
by Christian Nader 17 Aug 2015

1. «La Monja Cocinera» (Calle de Tacuba 28, Centro)

En 1912 se fundó el famoso Café Tacuba, en lo que fuera una antigua casona del siglo XVI, parte de un antiguo convento de monjas clarisas. Los empleados y comensales cuentan que a menudo se suele ver una sombra difusa caminando entre las mesas ¡e incluso hasta en la cocina! Hay quienes creen que esta aparición es el espíritu de Sor María Blasa de Sacramento, una monja del siglo XVII que fue enclaustrada por la fuerza por su padre para evitar que se dedicara a lo que más amaba: la cocina. Ya como monja, Sor María se dedicó a atender a las mujeres internas en el Hospital del Divino Salvador (un manicomio), que se encontraba a espaldas del café. Uno de los internos se enamoró perdidamente de la monja, pero ella era fiel a su celibato y lo rechazó. Cierto día, el paciente asesinó a su objeto de deseo y Sor María murió pocos minutos después. ¿Será este su espíritu? Vayan al Café Tacuba y averígüenlo. Si no la ven, por lo menos cenarán muy rico en un lugar repleto de historia.

2. «El Fantasma del Señor Presidente» (Plaza Valentín Gómez Farías, Mixcoac)

La leyenda cuenta que Gómez Farías, Gran Maestro masón, detestaba que su mujer fuera a la iglesia a misa y a rezar el rosario. Don Valentín le prohibió salir de la casa y siempre la vigilaba. Poco a poco, los vecinos de la comarca mixcoaquense se enteraron de lo que ocurría en la casa de los Gómez Farías y comenzaron a odiar a su vecino anticlerical. Antes de morir, Don Valentín dictó que sus restos no descansarían en un campo santo debido a la actitud conservadora de sus vecinos católicos. Su cuerpo fue enterrado en los jardines de su propiedad y las apariciones no se hicieron esperar: Tan sólo unos meses después de su muerte los vecinos empezaron a reportar que en las afueras del instituto Mora, en lo que hoy es la Plaza Gómez Farías, se podía ver al señor Valentín montando su caballo.

3. «La Malinche» (Barrio de la Concepción, Coyoacán)

En la Plaza de la Iglesia de la Concepción, conocida como La Conchita, se encuentra la primera iglesia de la América continental. Su historia se remonta muchos siglos atrás de la conquista española, ya que se han encontrado entierros y material arqueológico del 600 d.c. Las crónicas cuentan que Hernán Cortés ordenó en 1524 la construcción de una iglesia sobre los restos de un adoratorio prehispánico. Pero esto no es todo, ya que también se encontraron 167 entierros de los primeros años de la colonia. Se dice que aquí se instalaron las residencias de Hernán Cortés y del sanguinario Pedro de Alvarado, responsable de la masacre del Templo Mayor. Es por ello que este lugar posee una lúgubre historia desde hace siglos, la cual continúa generando leyendas: Monjes que se aparece en el parque a media noche, un peregrinar de almas en pena en las calles aledañas e incluso batallas entre tropas aztecas y tepanecas. Justo enfrente del parque se ubica la llamada «Casa de la Malinche», preciosa residencia de las primeras décadas del siglo XVI. Hay quienes dicen que esa fue la última residencia de Malintzin y que incluso que murió ahí. Hay quienes confirman que la han visto pasear por sus aposentos y por La Conchita, llorando y gritando por sus hijos, los mestizos del pueblo mexicano. Es por eso que se cree que aquí se pudo haber originado la famosa y extendida leyenda de La Llorona.

4. «Las Víctimas de la Inquisición» (Avenida Hidalgo S/N, Centro)

Cuando caminas por los pasillos de la Alameda Central, lo menos que te imaginas son historias de muerte y terror. Este fue el primer parque del continente y durante 400 años ha visto pasar a un interminable número de parejitas enamoradas, vendedores de comida y niños que juegan plácidamente en sus jardines. Sin embargo, la Alameda guarda un oscuro secreto, ya que este lugar fue sede de los quemaderos del Santo Oficio novohispano. Innumerables testimonios a través de los siglos cuentan que por las noches se escuchan los gritos de dolor de las personas quemadas vivas, además de reportar un inconfundible olor a carne quemada. Incluso hay quién afirma haber visto llamas en el punto exacto donde se encontraba la hoguera, en lo que hoy en día es el Laboratorio de Arte Alameda.

5. «Los Reos del Palacio Negro» (Eduardo Molina 113, Colonia Penitenciaria)

Hoy en día, «El Palacio Negro» de Lecumberri alberga al Archivo General de la Nación, pero no hace muchos años fue uno de los lugares más terroríficos del país. Inaugurado en 1900, la prisión de Lecumberri llegó a albergar hasta 5000 personas, cuando fue construida para un máximo de 800. Personajes de la talla de Pancho Villa, Siqueiros, José Revueltas, Álvaro Mutis y hasta el cantante Juan Gabriel fueron recluidos en las celdas, las cuales guardan secretos muy oscuros. Durante las obras que lo convirtieron en archivo se encontraron huellas de tortura, golpizas y humillaciones, además de restos humanos. Aunque dejó de ser prisión hace casi cuatro décadas, el terror continúa: Sin importar si es de día o de noche, se escuchan gritos y lamentos tortuosos. Son populares las apariciones de presos, médicos, suicidas y hasta la de un charro vestido de negro, horripilante arquetipo bastante famoso en tierras mexicanas. Otros hablan del Archivista fantasma que deambula cargando documentos por los interminables legajos y archivos…

6. «Comensales Misteriosos» (Francisco I. Madero 4, Centro)

A pesar del frenesí, la Casa de los Azulejos está plagada de reportes sobre sucesos inexplicables. La clientela del lugar parece extenderse a fantasmas de todas las épocas que han invadido todos los rincones del edificio, en el restaurante, en el bar, en las escaleras y hasta en los sanitarios. Objetos que cambian de lugar, clientes que tras pedir un café desaparecen misteriosamente, sombras que atraviesan el restaurante y hasta un fantasma que se divierte presionando la palanca del WC una y otra vez. La aristocracia virreinal, el Ejército Trigarante, Zapata, Villa, Don Porfirio, los Limantour… Los Azulejos es una galería de personajes y momentos que marcaron la historia de México y, al parecer, muchos se niegan a irse.

7. «El Ingeniero» (La Posada del Sol, Niños Héroes 139, Colonia Doctores)

Sobre la avenida Niños Héroes se levanta una mole gigantesca abandonada por varios años. El edificio fue concebido como un albergue para artistas e intelectuales, pero por falta de recursos su construcción se detuvo en 1942 y, desde entonces, se ocupó intermitentemente como oficina gubernamental. La Posada del Sol no logró su cometido, nunca llegó albergó a turistas ni fue anfitriona de eventos glamorosos y, sin embargo, hay quienes cuentan que sí hay huéspedes en el hotel….Se cuenta que su arquitecto, el ingeniero Fernando Saldaña Galván, al ver su obra inacabada se colgó frente a una estatua de San Francisco de Asís custodiada por un lobo. Tanto los vecinos como los visitantes aseguran que por la noches se escuchan ruidos y se ven sombras moviéndose lentamente a través de los pasillos y los patios. Otros afirman que han llegado a ver al señor Saldaña colgado en el Jardín de su posada. Además, narran el encuentro con la figura de una pequeña niña corriendo por las habitaciones desocupadas. La entrada al público está prohibida, pero siempre podrás negociar una «cuota» con los guardias de la entrada. Claro, nadie te asegura que salgas sano y salvo…

8. «Don Dongo» (Donceles No. 94, Centro)

El 24 de Octubre de 1789, en lo que hoy es la Calle de Donceles (esa callecita repleta de librerías «de lo viejo») ocurrió un hecho que escandalizó a toda la ciudad de México: En la residencia de Joaquín Dongo fueron asesinadas once personas y un perico (la mascota). Nadie sabe qué provocó la masacre. Unos dicen que fue por una deuda de Don Dongo, otros dicen que fue por un robo. Hay hipótesis más descabelladas que apuntan a que el autor intelectual fue el mismísimo Lucifer que, tras haber cumplido la petición de dinero y fama de Don Joaquín, regresó a cobrar su cuota de sangre. Semanas después de este sangriento hecho, y aunque no se tenían pruebas suficientes, tres personas fueron detenidas y condenadas a morir públicamente. Sin embargo, toda la sociedad sabía que los tres detenidos no eran culpables. Todos los capitalinos señalaban al Demonio como el homicida. Hoy en día los habitantes del Centro saben que no deben caminar sobre Donceles por las noches, mucho menos si es la noche del 23 de octubre ya que cuentan que el espíritu de Don Dongo ronda la calle, aún buscando a sus asesinos.

9. «La Planchada» (Antiguo Hospital Juárez: Jesús María 13, Centro)

En la zona de la Merced se encuentra el antiguo Hospital Juárez (hospital de San Pablo) cuya historia se remonta hasta la invasión estadounidense cuando este sirvió para atender a los soldados heridos. Años después, cumpliría la misma función durante la guerra de Reforma. Este hospital es el hogar del fantasma más famoso de la ciudad de México: La Planchada. Los testigos apuntan que esta mujer se pasea por los pasillos del hospital vistiendo un impecable uniforme almidonado e impoluto, mientras atiende a los pacientes que aún no han tomado sus medicamentos. Esta aparición se ha visto desde mediados del siglo XIX, convirtiéndola en una de las leyendas más duraderas de la capital. Su fama es tal que también se le ha visto en otros hospitales de la Ciudad, como en La Raza, El Centro Médico Siglo XXI y hasta en los distantes hospitales de San Fernando al sur de la ciudad, sin embargo, el Hospital Juárez es el punto donde se originó el mito. La Planchada no es único fantasma del nosocomio. Doctores, pacientes y visitantes narran encuentros con militares sangrantes que se pasean por los pasillos, gritos de dolor y conversaciones interminables en las madrugadas.

10. «Juan Manuel el Celoso» (Casa de los condes de la Torre Cossío y de la Cortina, República de Uruguay 94, Centro)

Cuenta la leyenda que Don Juan Manuel Solórzano, un caballero novohispano de la primera mitad del siglo XVII se sentía consumido por los celos, por lo que decidió invocar al demonio para averiguar la identidad del hombre con que su mujer lo engañaba. El diablo le informó a Don Juanito que encontraría a ese hombre a las puertas de su residencia: Juan Manuel debía salir de su casa poco antes de las once e iniciar una breve conversación con el primer caballero que pasara para después preguntarle la hora y, en ese momento debía matarlo sin más. El señor Solórzano apuñaló a un hombre esa misma noche. Al día siguiente el diablo le dijo que se había equivocado y que debía volver a matar hasta encontrar a la víctima correcta. Así pasaron las noches y las víctimas aumentaban. Cada vez que Don Juan Manuel se disponía a matar repetía: «Dichoso aquel que sabe la hora de su muerte». La carnicería continuó hasta que una noche aniquiló sin darse cuenta a su sobrino. Juan Manuel se dio cuenta que el Diablo solo lo había utilizado para hacer el mal y, pocos días después y ahogado por la culpa, se ahorcó. La versión «oficial» cuenta algo parecido, pero al parecer Juan Manuel Solórzano se suicidó tanto por los engaños de su esposa como por la presión de la Real Audiencia, con la cual estaba enemistado por ser allegado de un virrey que no tenía una buena relación con aquella institución.

Cuentan que de vez en cuando, a las once en punto, se puede ver a un hombreen la entrada del inmueble. Por eso, si eres hombre, te recomiendo no pasar por ahí, nunca se sabe cuándo estas historias son verdaderas…

11. «La Enamorada» (Belisario Domínguez 5, Centro)

Las iglesias y conventos suelen ser algunos de los lugares más misteriosos que pueden existir, y en la Ciudad de México abundan. Uno de ellos es el antiguo Convento de la Concepción, el más antiguo del país y del continente americano. La leyenda cuenta que una mujer llamada María Gil se enclaustró aquí después de una decepción amorosa. La familia de María estaba en contra de su relación con un hombre de apellido Urrutia. Para acabar con su noviazgo la familia de la joven le ofreció dinero a su pretendiente y este acabo aceptándolo y huyendo a Veracruz. Al parecer el enclaustramiento no fue suficiente y María seguía sufriendo por su amor perdido. Finalmente se quitó la vida colgándose en un árbol de duraznos dentro del convento. Cuentan que desde la colonia y hasta nuestros días el cuerpo de la joven aparece colgado en un árbol cercano. Otros afirman que en los pasillos del convento y de la iglesia se escuchan aún los lamentos de María…

12. El caso del Dr. Atl (República de Uruguay 170, Centro)

Tras dos y siglos y medio de servicio, el convento fue clausurado por las leyes de Reforma, en la década de los sesenta del siglo XIX, y a partir de ese momento fue paulatinamente demolido. Ya en el siglo pasado, para evitar su completa destrucción, el afamado pintor Gerardo Murillo, Dr. Atl, se atrincheró en su interior convirtiéndolo en su estudio. Durante su estancia, el maestro fue testigo de un impactante hecho: Vio como un militar disparó toda la carga de su revólver hacia la nada mientras le gritaba «¡Identifíquese!». Posteriormente, algo invisible ahorcó al militar matándolo en el acto. En pleno año 2015, el convento sigue siendo restaurado y la entrada al público está prohibida. Sin embargo, vagabundos que han dormido en el lugar confirman que han tenido que huir en plena madrugada por los ruidos y sombras que deambulan por el patio y los pasillos. Los guardias que resguardan el inmueble se niegan a pasar la noche en su interior y prefieren dormir en su patrulla.

13. Terror Auténtico en el Conjunto Habitacional Nonoalco-Tlateloco

Quien haya puesto pie en este mega conjunto habitacional ha sentido, como dicen los chilangos, una «vibra pesada», en extremo pesada…La historia de Tlatelolco es tan antigua como triste. Esta zona del Valle de México ha sido testigo de eventos violentos desde su fundación en 1338, solo trece años después de Tenochtitlan. La primera gran matanza ocurrió en una batalla entre ambas ciudades. Pocos años después los españoles y sus aliados sitiaron por tres meses y destruyeron la ciudad-mercado en la que murieron miles de personas. Siglos más tarde, después de inundaciones, evangelización forzada y epidemias de viruela, Tlatelolco fue escenario de una nueva masacre: Esta vez las víctimas fueron los estudiantes que se manifestaban contra el estado mexicano. Cientos de ellos fueron asesinados. Finalmente, en septiembre de 1985 dos sismos sacudieron la ciudad de México, varios edificios del moderno conjunto habitacional no resistieron y familias enteras perecieron. Sumado a esto tenemos las típicas tragedias familiares: suicidios, violencia y crimen. A estas alturas ya te podrás imaginar las historias que se cuentan de Tlatelolco. Sin embargo, los hechos históricos y la realidad suelen ser más aterradores que las leyendas urbanas sobrenaturales. Así suele ser la historia de México…