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8 pequeñas cosas inmateriales que extrañas al salir de Venezuela

Venezuela
by Stefany Da Costa 19 Jul 2016

Todos sabemos que emigrar significa cambiar muchas cosas de nuestra rutina… incluso a veces anhelamos esos cambios a gritos. Sin embargo, también hay cosas que antes parecían insignificantes y que con el tiempo en el extranjero empezarás a notar y a extrañar, más allá de lo material.

1. Hablar libremente con desconocidos

Atrás quedó lo de compartir tu vida con el parlanchín taxista y consultar tus intimidades con la doña que está frente a ti en una cola: la interacción con los desconocidos quedará reducida a momentos fortuitos. Créeme, aunque ahora te parezca fastidiosa la señora entrometida que te pregunta si al que le escribes tanto es tu novio, algún día la extrañarás.

2. Las groserías

Lo mismo ocurre con las groserías. No es que uno ande por allí mentándole la madre a cualquiera (sí, Luís)… Pero la verdad es que se llega a extrañar poder soltar un buen C#&% e tu m$#”&* y sentir la dulce satisfacción de saber que el otro se está imaginando en ese momento como a su mamá le pitan los oídos. Esto es mucho más exacerbado si al lugar donde te fuiste no se habla castellano.

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3. Que te piropeen

Sí, sé que muchas dirán que eso no lo extrañan ni de broma, que la mayoría de los piropos venezolanos son dignos de tener su propio reguetón. Pero seamos sinceras, a veces, cuando la moral está baja y el día gris, a una le hace falta un grito de esos que reza “mami quien fuera carro sin frenos…”

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4. Contar con la bala fría

Nada mata mejor el hambre que una buena bala fría, y eso es algo que todos los venezolanos aprendemos desde pequeños. Una arepera 24 horas o un perrero parado en la esquina puede ser para nosotros la mejor visión del día. Más al salir de nuestras fronteras…. estos dos serán sólo espejismos cuando el hambre apriete. Aunque no seamos tan llorones, todo país tiene su propia bala fría: también es válido innovar en el tema, ¿no creen?

5. Que pase “algo”.

Muy a nuestro pesar, estamos tan acostumbrados a vivir en una sociedad política y culturalmente tan cambiante, que al salir de nuestro país nos sorprende que nunca pase “nada”. Que los periódicos reseñen en primera plana que hubo un avistamiento de ciervos cerca de tu nueva ciudad o que los noticieros repitan las mismas tres noticias durante días puede causar asombro. Seguro te encontrarás más de una vez diciéndole a tu familia la famosa frase “es que aquí nunca pasa nada”.

6. Los subtítulos

No, no es para dármela de intensa. No, no es que prefiero mantener el purismo de las películas o series. No, no es eso: es que lo siento. Aún no puedo aceptar que en España Sheldon Cooper de The Big Bang Theory, haya cambiado su tan famoso “Bazinga” por “Zas en toda la boca”. Por favor, ¡¡perdónalos Señor!!

7. Encontrar todo lo que necesites en un solo lugar

Llegó el fin de semana y surgió un plan de último minuto: necesitas carbón, chucherías y de paso pastillas para la acidez, repelente y helado. En Venezuela (hace algunos años atrás :( ), tu destino sería seguramente un sólo lugar: aquellas famosas cadenas de farmacias multi uso. Cuando salgas de nuestras fronteras, seguramente descubrirás que hay cosas que se venden en lugares que jamás hubieras pensado. Yo, por ejemplo, aún me pregunto dónde consigo pilas en España…

8. Y por supuesto, hablar “venezolano”

Eso de decir “pasame esa vaina allí”, “recoge tus macundales”, “ese pana no la da” y que todo el mundo te entienda, quedó en el pasado. Al salir de nuestras fronteras nos vemos obligados a dejar de lado nuestros modismos, hablar un castellano más neutral e incluso cambiar algunas denominaciones si queremos ser entendidos (carro=coche, celular=móvil, por mencionar ejemplos de España). Por eso, cuando sin darte cuenta sueltes un “naguará mijo, ni tan calvo ni con dos pelucas” en medio de una multitud, no te extrañe que te vean como si acabaras de hablar en un fluido cantonés.

Y tú, ¿qué otra pequeña cosa material o inmaterial extrañas?