TALENTOS LOCALES Y FORÁNEOS son atraídos por la abundancia de paredes en blanco y edificios abandonados en Buenos Aires, así como por el apoyo y la aceptación que reciben de las autoridades y de la comunidad.

Hay muy pocas restricciones al arte urbano en comparación con otras grandes ciudades del mundo. Pintar es muy fácil: no hace falta obtener autorización del gobierno para cambiar la apariencia de un edificio, sino solo del propietario. Los resultados son inspiradores.

Crédito de las imágenes: Buenos Aires Street Art.

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Buenos Aires ha adquirido la reputación de ser una de las capitales mundiales del street art.

La capital argentina es un destino muy popular para artistas internacionales de la talla de Roa (Bélgica, mural retratado en la foto), Blu (Italia), Aryz (España), Jef Aerosol (Francia), Ron English (EE.UU.), Stinkfish (Colombia) y Fintan Magee (Australia), quienes en los últimos dos años han visitado Buenos Aires para plasmar su arte.

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Las contribuciones de grandes artistas continúan apareciendo porque la city es mucho más receptiva al arte urbano que otras capitales.

En Noviembre de 2014, el artista español Spok visitó Buenos Aires y terminó un mural de siete pisos de altura en cinco días junto con el muralista argentino Lean Frizzera. Se trata de la hidra con tres cabezas de la foto. Spok es de Madrid y dice que en Argentina hay más libertad para pintar: “Buenos Aires está llena de ejemplos de lo permisiva que son las regulaciones para pintar. Hay una variedad infinita de propuestas. En Madrid es muy difícil que la gente se anime, porque las multas cuestan más de 1000 euros. Entonces allí no se puede pintar prácticamente. En Buenos Aires, en cambio, está socialmente mucho más aceptado y valorado”.

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La ciudad organiza festivales internacionales de arte urbano.

Festivales internacionales como Meeting of Styles lograron que artistas extranjeros colaboraran con los mejores talentos locales. El muralista Martin Ron pintó esta tortuga voladora que surge de un caño de fábrica en el encuentro Meeting of Styles de 2012. El diseño consiste en un hombre viejo acompañado por su perrito, quien imagina a la tortuga, recreando en su mente recuerdos de su vida pasada. Ron realizó la obra en cuatro días con pinceles y pintura de látex. Desde entonces, se convirtió en uno de los murales más icónicos de la ciudad.

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El street art de Buenos Aires es ahora una atracción turística.

Más allá de las actividades tradicionales, como una visita al Cementerio de la Recoleta, la Casa Rosada, Caminito, un show de tango o un partido de fútbol, los murales de la ciudad son una nueva atracción para el turismo extranjero. Muchos fotógrafos y fanáticos del arte urbano vienen de todas partes del mundo a Buenos Aires para ver sus murales.Hay tours guiados para explorar diferentes barrios porteños y conocer las historias detrás de las obras realizadas por artistas argentinos e internacionales. Buenos Aires Street Art Tours, por ejemplo, ofrece visitas guiadas cuatro veces a la semana (martes, jueves, viernes y sábados) por el equivalente a 20 dólares.

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Murales gigantes colorean barrios como Villa Urquiza, dándole vida a antiguos edificios abandonados.

Uno de los mejores barrios para ver murales es Villa Urquiza, donde pueden encontrarse obras gigantes de Blu, Martin Ron, Lean Frizzera, El Marian y Gualicho. Hasta hace dos años, Villa Urquiza tenía muchos terrenos abandonados y baldíos, consecuencia de la autopista que el último gobierno militar nunca concretó. Estos lugares abandonados y casas demolidas se convirtieron en un imán para artistas y grafiteros. El artista italiano Blu pintó tres murales en la zona, y entre 2007 y 2008 filmó un cortometraje increíble llamado Muto –que tiene más de 11 millones de vistas en Youtube-.

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Las calles tranquilas y residenciales también están llenas de murales (y de historias).

Coghlan es un barrio cercano a Villa Urquiza donde también se pueden ver murales de artistas locales e internacionales. El artista australiano Fintan Magee visitó Buenos Aires en enero de 2014. Tenía planeado ir a Río de Janeiro, pero decidió quedarse en Buenos Aires y realizó cuatro murales en menos de dos semanas. El de la foto es el más grande que Magee pintó: mide tres pisos y medio, y está en la fachada de un estudio de arquitectura. Se titula “La desplazada”. La mujer caminando en el agua con una gallina en su mochila se inspira en las terribles inundaciones que destruyeron a la ciudad de Brisbane en 2011 (donde creció el artista), así como en los temporales de abril de 2013 que causaron graves pérdidas en Buenos Aires.

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El arte urbano invade el mundo subterráneo.

La creciente popularidad del street art coincidió con el crecimiento de proyectos de arte en espacios públicos, en particular en los subtes porteños. Desde 2013, más de una docena de estaciones han sido transformadas por diversos artistas con el objetivo de mejorar los espacios para los usuarios. Una de las estaciones más transitadas es Federico Lacroze, en el barrio de Chacarita. En Septiembre de 2014, nueve artistas -Animalito Land, Ice, Oz, Montania, Luxor, El Marian, Jiant, Malegria y Primo- pintaron unos murales espectaculares en dos andenes que miden 110 y 90 metros respectivamente. Los diseños representan a la selva amazónica con animales, plantas y tribus indígenas.

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Es muy fácil pintar una pared cuando lo único que necesitás es el permiso del dueño.

Una de las grandes razones porque se ve tanto street art en Buenos Aires es porque es fácil pintar. No hay necesitad de obtener autorización del gobierno para cambiar el aspecto de un edificio… todo lo que necesitas es el permiso del dueño de la pared. Muchos propietarios tienen una relación especial con los artistas y les gusta la idea de que un mural colorido venga a tapar rayones, nombres de equipos de fútbol o propaganda política. En Octubre de 2014, el artista chileno Ren estaba en Buenos Aires por un festival de grafiti y terminó pintando un pavo real en Coghlan con el permiso de los vecinos (foto). Ren se especializa en pintar aves y animales. A la dueña de la pared le gustaba la idea de pintar un caballo, su hija quería un tigre, y Ren decidió pintar un pavo real. Al final, la familia y el resto de los vecinos quedaron encantados con resultado final.

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Casi no hay restricciones sobre los motivos a pintar.

Es común que los dueños les paguen a los artistas para pintar sus casas, o que ciertos locales comerciales inviten a artistas a decorar los frentes de sus negocios o sus persianas metálicas. Un mural por un artista internacional puede salir unos miles de dólares, dependiendo de la complexidad de la obra y del tamaño de la pared. Sin embargo, algunos artistas hacen el trabajo “gratis” si se trata de una buena ubicación (en un lugar muy transitado) y el dueño paga los materiales. En el caso de la foto, Alberto -el propietario de la casa- le dio permiso al artista Ice para que pintara lo que quisiera. Él eligió pintar una batalla de samuráis. La única restricción es que la obra no debe ofender a los vecinos.

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Los propietarios y vecinos pueden estar incluidos en la obra, creando “espejos urbanos”.

Al muralista argentino Alfredo Segatori le gusta pintar edificios con retratos de sus propios dueños y de la gente del barrio. Se refiere a su arte como “espejos urbanos”. En Septiembre de 2014 terminó el mural grande de la foto en Barracas, en la fachada de una fábrica metalúrgica, ayudando a cambiar el aspecto de una zona previamente descuidada. Todo el mural fue pintado con aerosoles, después de obtener el permiso del dueño. Incluye a trabajadores del lugar como Ramón (centro del mural), vecinos, mascotas y hasta a Teo, el hijo del artista, la gran figura que tiene el mundo en su mano.

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No es solo una cuestión de hombres… las chicas también forman parte de la movida.

En Buenos Aires hay cientos de artistas callejeros y grafiteros, tanto hombres como mujeres. La mayoría tienen entre 20 y 35 años; varios de ellos han estudiado bellas artes y pintura en la universidad, como es el caso de Carolina Cuore (foto). Otros son diseñadores gráficos o tatuadores. Todos disfrutan de usar a la ciudad como su lienzo.

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Existe libertad para hacer obras con motivos políticos.

El artista italiano Blu visitó Buenos Aires en 2011 y pintó un mural con un mensaje muy fuerte: cientos de figuras cegadas por una venda con los colores de la bandera argentina. Sin embargo, la mayoría de los murales en Argentina no están motivados políticamente. Cada artista se expresa a su manera, con sus estilos de color y su energía creativa. Pintan personajes de dibujos animados, animales, monstruos, retratos, cubos en 3D, formas geométricas, composiciones abstractas o grafitis “tradicionales”.

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Los íconos argentinos son re-interpretados una y otra vez.

También se pueden encontrar murales de argentinos famosos como el Che Guevara, Evita o José Luis Borges en las paredes de la ciudad. Este mural de “El Che” estaba pintado en San Telmo en la calle Balcarce con la frase ‘Por amor, usá preservativo’. Fue realizado por el grupo “Fileteadores del Conurbano” y formó una parte de una campaña para difundir el problema de las enfermedades de transmisión sexual y la importancia del uso de preservativos.

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Incluyendo, por supuesto, murales y esténciles de leyendas del fútbol.

Llamaría mucho la atención si las calles porteñas no tuvieran imágenes de Diego Maradona y otros futbolistas famosos. Hay muchos esténciles del Diego, especialmente en el barrio de La Boca, cerca La Bombonera, y en las paredes del primer club donde Maradona jugó profesionalmente, en La Paternal. En Palermo, cerca del Hipódromo, podés ver un mural con “La mano de Dios”, el gol polémico que Maradó marcó en el mundial de 1986.Es más fácil encontrar pintadas de Maradona en Baires, pero los esténciles del cuatro veces ganador del balón de oro llenan la ciudad de Rosario, donde Messi creció.

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Lo nuevo y lo viejo de la cultura se mezclan.

El reconocido artista plástico Marino Santa María ha realizado más de una docena de murales coloridos de Carlos Gardel en el barrio de Abasto, cerca de dónde vivía el músico que alguna vez fue llamado “El Mago” y “El Zorzal”. El estilo musical más emblemático de la Argentina, el tango, vive tanto en las milongas tradicionales como en las queer, en los viejos discos y en el tango electrónico, y ahora, en todas las nuevas obras que habitan las calles de la ciudad.

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El arte urbano se contagia hacia otras ciudades.

La ciudad de Buenos Aires no es el único lugar donde encontrar buenos murales. La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires) es un paisaje urbano con muchos lugares abandonados y paredes descuidadas. Luxor (en la foto) y Acra son dos de los artistas urbanos más conocidos en La Plata. Ya han pintado muchas casas, edificios y escuelas, y además organizaron allí un festival internacional de street art en Octubre de 2013.


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