Guacamole, salsa, tortillas, tacos, tortas, tamales, atole, pozole, ponche, enchiladas, pambazos, sopes, mole, nopales. Oh por Dios, la comida que los mexicanos cocinan es una delicia que es reconocida por todo el mundo. Y no bromeo, cuando les preguntas por la receta, no la saben con precisión, porque ellos tienen un talento natural para cocinar y dar ese sazón que caracteriza a la comida mexicana.
En realidad es excitante. Sus abrazos son tan fuertes como su salsa. Esos abrazos tipo “no hay barreras entre tú y yo” son los comunes en México. Imagina que son como un oso tratando de tomar control de tu cuerpo. Incluso ellos abrazan prolongadamente aun cuando están a 39°C afuera. Te acostumbras tanto a ellos, que te frustras al no tenerlos después.
¿Cena esta noche? ¿Tu casa o la mía? Te lo digo en serio, cuando ellos dicen esto no significa que quieran acostarse contigo, o por lo menos no la primera vez que esto pasa. Te preguntan esto porque los mexicanos prefieren cocinar o ingerir comidas que conocen, a comer fuera.
Los mexicanos son las criaturas más genuinas del planeta tierra. Incluso alguna vez me he preguntado si los hombres mexicanos alguna vez les mienten a las mujeres mexicanas, porque sus expresiones faciales son tan reales y auténticas que no ves negatividad, puro amor. Sin embargo, estoy consciente de que los mexicanos son naturalmente buenos para exagerar la verdad; pero sólo es parte de su buen sentido del humor y no para engañar a la gente.
Los mexicanos son muy graciosos, incluso sin tratar de serlo. Su sentido del humor les hace soltar bromas en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier conversación, y sus ocurrencias te prometerán cero momentos aburridos. Es especialmente genial cuando tratan de imitar el acento de un país; tratar de escuchar a un mexicano hacer un acento hindú es probablemente la cosa más graciosa que he escuchado en mi vida.
No hay atajos, no hay áreas grises, todo es directo y al grano. La respuesta siempre será un sí o un no. El quizás no existe en los mexicanos. Siempre es “me gusta” o “no me gusta”. Y sí, preguntarle a un hombre mexicano si te ves gorda en un vestido siempre terminará en tragedia.
Cuando vine a Argentina, comencé a comer Doritos embarrados con salsa Valentina de la negra, y todos mis amigos me dijeron: ¿Doritos con salsa picante? ¿Quién hace eso? Yo sonreí y les dije: “los mexicanos”. Los mexicanos siempre se sienten orgullosos de lo picante de sus salsas y de lo resistentes que son a ellas.
Son sensacionales y probablemente, si no hablas español o si tienes un nivel básico, no les entiendas, pero te aseguro que te las aprenderás tal y como son porque reflejan sinceridad. Podrán decir una mala palabra, pero para ti sonará bien: ¡Cabrón! ¡Pinche wey! ¡Pinche pendejo! o ¡Hijo de la chingada!
Los mexicanos sienten una enorme frustración interna porque su cultura no les permite decir un NO directo a un requerimiento social. Si ellos quieren decir NO, dirán: “Sí, pero mejor al ratito”. O si no quieren prestarte algo, en lugar de negarse dirán una mentira piadosa como “Lo que pasa es que lo voy a utilizar al rato” o “Lo que pasa es que no sirve o está descompuesto”.
Así como lo oyen, los mexicanos son calientes, bailadores, dicharacheros, románticos, detallistas y extrovertidos. Salen de fiesta cada fin de semana, los jueves, viernes y sábado son días de reventón sin límite, pero el domingo es día de descanso obligatorio y religión. Los mexicanos siempre honrarán los días de sus santos y vírgenes y lo tratarán con sumo respeto.
… y nunca querrás salir con nadie más. De verdad será difícil para ti encontrar a alguien que sea tan completo como un mexicano. Siempre harás comparaciones y déjame decirte, para los mexicanos, todo siempre termina bien. Incluso si acabas de salir de una relación que piensas que terminó mal, tus amigos te dirán que fue lo mejor que pudiste haber hecho, y le dirán a tu ex: pinche pendejo! Los mexicanos son tan buenas personas que incluso te ves forzado a decirles: “por favor no sea tan amable”. Posiblemente los mexicanos están tan llenos de amor que siempre les sobra y siempre estarán dispuestos a compartirlo.
Este artículo de Trisha Velarmino fue publicado originariamente en SplendidMind.org, y puedes leerlo en Matador en inglés aquí.