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Seis favores que no se le piden a un cubano

Cuba
by Sandra Alvarez 16 Feb 2015

1. Recargar el móvil desde el exterior.

En tiempos de recarga desde el exterior de los móviles cubanos, se despiertan ciertas energías pedigüeñas en las redes sociales, de gente que quiere que le pongan los 20 dolarcitos para que les llegue el doble. Lo normal es que la gente en la Isla espere dichas promociones de ETECSA -el emporio cubano estatal de las comunicaciones-, para que sus familiares y amigos le recarguen el aparatico.

2. Llevar algo pa’ Cuba.

La gente de la isla que vive fuera se calla la fecha del próximo viaje a Cuba, ante la posibilidad de que aparezca un moscón queriendo agregar a tu equipaje -que te costo día preparar-, no sé cuantas libras de pacotilla. Todos sabemos que nos toca cargar kilogramos de cosas para la isla y que siempre existe la posibilidad de que tengas que pagar sobrepeso, ante las estrictas normas de importación de la Aduana. Entonces, por favor ¡espera a tu viaje pa’ llevar lo que quieras!

3. Llamar desde tu celular.

¡Pero ya no te aprendiste la historia de los celulares y las recargas!. ¿Cómo se te ocurre, Pipe? Claro que la respuesta es no, tú no ves que lograr que te lo recarguen es una tarea titánica…

4. Que te regale un huevo o una papa.

En tiempos en los cuales alimentos básicos en la canasta cubana se pierden, más que un favor, puede considerarse un crimen pedirle a un cubano que te regale una terrícola papita o un simple huevito. ¡No mi santo! El respeto al menú ajeno (planificado con alevosía) es la paz.

5. El carro.

El polaquito, el lada, el moskovi, el almendrón… ¡no se piden, compadre! ¿Y si chocas? ¿Y si le rayas la pintura? ¿Y si le tiran un huevo? ¿Y si se poncha? “Nada de eso mi amol. Tú sabes que conseguir una pieza pa’l carro en este país es bien difícil”. No te lo puedo prestar. ¡Ni aunque me pagues la gasolina!

6. El último cachito…

Justo ese es el más deseado. Ese no se pide, ni se golosea. Así que te aguantas. Cuando te toque a ti, te sentirás igual de poderoso con casi una migaja entre los dedos.