Photo: Sabrina Bracher/Shutterstock

19 Señales de que creciste en Venezuela en los 70

Venezuela
by Mayela Schwartz 28 Aug 2015

1.

Cuando eras chamo, montabas bicicleta sin casco ni rodilleras.

2.

Y en caso de alguna caída y un raspón, te aplicaban merthiolate rojo.

3.

Si deseabas comer hamburguesas, lo hacías en TropiBurger.

4.

Llamabas desde tu teléfono, con disco y cable, al #19 para saber la hora.

5.

El Topo Gigo y el Libro Gordo de Petete eran parte de tus programas educativos preferidos.

6.

Doña Bárbara, Estefanía, La Fiera, La Trepadora, La Usurpadora, Esmeralda, La Zulianita, e Ifigenia formaban parte de tu vida cotidiana, junto con las noticias por televisión (en blanco y negro).

7.

Disfrutaste el estreno de los shows de Renny Ottolina, de Fiesta con Venevisión y la Feria de la Alegría.

8.

Así como de Radio Rochela, el Zorro y el Batazo de la Suerte.

9.

Betamax parecía una buena opción para ver películas en casa.

10.

Paseabas y comprabas en el Centro Comercial Chacaíto, y si tomabas un café allí, lo hacías en la fuente de soda.

11.

Sabías que en el exterior nos conocían por “el ta’barato, deme dos”… especialmente en Miami.

12.

Viste el Mundial de Fútbol de México 70 con emoción porque era transmitido en vivo y directo por primera vez en Venezuela.

13.

Casi con la misma emoción con la que fuiste testigo de la primera emisión de Miss Venezuela por TV.

14.

Escuchabas música diversa, que iba dede ABBA y The Jackson 5, a Los 3 tristes tigres, Henry Stephen, Trino Mora y la Dimensión Latina. En discos de vinilo o en cassettes que debías voltear para escuchar los dos lados, por supuesto.

15.

Además, bailaste al ritmo de “Fiebre del sábado por la noche” inspirado por John Travolta y Karen Lynn Gorney.

16.

Y usabas pantalones acampanados, prendas coloridas, brillantes o plastificadas y zapatos con plataformas.

17.

Ibas de compras con tu familia a Sears de Bello Monte… toda una experiencia.

18.

Leías revistas como Venezuela Gráfica, Ronda, Venezuela Farándula, y Bohemia.

19.

Y si querías comunicarte con alguien, tus opciones eran carta de puño y letra, o escrita con máquina de escribir. Lo mejor del sistema postal era poder coleccionar las estampillas de las cartas que recibías.