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11 razones por las que nunca deberías visitar Uruguay

Uruguay
by Lorena Prado 20 May 2015

1. No hay nada interesante para apreciar en edificios con historia o en las callecitas que pertenecieron a la antigua ciudadela amurallada construida por los españoles. ¿Viajar en el tiempo, Y por calles de adoquines? Cosas que pasan todos los días, en cualquier lugar…

 

2. Corrés peligro de perder la vista observando atardeceres en el Parque Rodó, o en la Rambla mientras caminás por la tarde, o básicamente en cualquier parte de la costa este de Uruguay. ¿Quién necesita tantos atardeceres?

3. Una península de arena, sin tendido eléctrico, ni Internet: ¡no gracias! Para qué perderse en un pueblito costero lleno de pequeños y modestos ranchos, con lobos marinos por todas partes, playa de agua cristalina, noches estrelladas que con tanta oscuridad te dejan observar la Vía Láctea. Quién quisiera desconectarse de lo moderno y conectarse con la naturaleza y el universo en Cabo Polonio…

4. Probar los vinos Uruguayos con la cepa de TANNAT tal vez está algo sobrevaluado. Total la cepa también se da muy bien en el suroeste de Francia… y ahí deben saber cómo acompañarla con el mejor asado, ¿no?

5. Conocer gente buena onda que no tiene problema de ayudar a los desconocidos, mmm, me da un poco de miedo y desconfianza: ¿qué querrán a cambio?

6. Playas hippies, pueblos de pescadores, ferias de artesanos, siesta en hamacas, gente que vive sin rejas en la ventanas regalada al destino y encima con nombres como «Punta del Diablo». ¡Qué horror!

7. Arte al aire libre, tranquilidad, río, siesta y mate… un lugar que en la entrada avisa «baje la velocidad, usted está entrando al paraíso» y no miente, eso se encuentra fácilmente en cualquier lado, ¿no?

8. Una ciudad colonial protegida como patrimonio de la humanidad, tan importante como modesta, y llena de espacios al aire libre para disfrutar, suena aburrido. ¿Quién cruzaría el charco para llegarse hasta ahí?

9. Qué pesado el carnaval más largo del mundo… Todo febrero de fiesta y un poco de marzo. Todas la noches un tablado distinto. La emoción de la competencia y hacer hinchada por la murga que más te gusta. Cinco categorías distintas de presentanciones, pintarse la cara, y larai lará. Pfff

10. ¿Castillos llenos de secretos? Para qué molestarse en conocer la historia de Humberto Pittamiglio o Francisco Piria si castillos y alquimistas hay en todos lados…

11. ¿Celebrar Iemanjá? Ni loca me meto en un rito de origen afroumbandista que implica hermosas fiestas en las playas, con ofrendas, velas y alegría en honor a la diosa del mar.