1. Perderte, sin mapa y sin rumbo en la Medina de Marrakech, uno de los lugares más auténticos de la ciudad.
2. Dormir mínimo una noche en un riad, el alojamiento tradicional marroquí lleno de encanto, donde poder vivir tu propio cuento de Las mil y una noches.
3. Dejarte sorprender por la Medersa Ben Youssef, con uno de los patios interiores más espectaculares que podrás ver en Marruecos.
4. Probar, cuantas más veces mejor, el couscous y el tajine, dos de los platos más deliciosos de la gastronomía marroquí.
5. Ir varias veces a la Plaza Jamaa el Fna, durante el día, al caer la tarde y al anochecer.
Este es uno de esos lugares que hay que saborear poco a poco, dejando que minuto a minuto vaya transformándose frente a nuestros ojos…