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¿Comer las famosas empanadas de viento en la parroquia Baños o disfrutar de aguas termales con propiedades curativas como en la Hostería Durán?

Mmmm, mejor no. Estas placenteras actividades te harán malacostumbrarte a la buena vida…Crédito: Hostería Durán.

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Tampoco te importa que el Puente Roto, en la Bajada de Todos Santos, sea una parada obligada para propios y extraños.

Prefieres quedarte aburrido en casa que disfrutar de todos los eventos artísticos que se celebran allí.Crédito: Maricela Montero Mariño.

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Has leído que La Catedral de la Inmaculada Concepción, o “la nueva catedral”, es un símbolo de la arquitectura religiosa.

Pero tú no quieres enamorarte de estos símbolos de la fe que predominan en Cuenca.Crédito: Maricela Montero Mariño.

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¿Qué además de la nueva catedral existe una vieja catedral?

Tu memoria es finita y no alcanza para recordar la historia de tantos templos católicos… Ni para asimilar todo lo que la vieja catedral guarda como museo.Crédito: Maricela Montero Mariño.

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Deberás evitar el barrio Las Herrerías a toda costa.

Además de moldearse el hierro, existe allí una infinidad de “golosinas” como humitas, tamales, quimbolitos, tortillas, melcochas, café y más… Y tú estás a dieta de exquisiteces.Crédito: Maricela Montero Mariño.

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Te han repetido mil veces que en Cuenca se prepara el mejor cuy de todo Ecuador...

Pero temes que saborear tan deliciosa gastronomía local haga que pierdas tu apetito por el pollo refrito de las cadenas de comida rápida.
Imagen: Cuy en Tres Estrellas por Mortero de Piedra

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¿Ser parte de las fiestas en Cuenca o participar en el Pase del Niño Viajero?

Tales eventos culturales son demasiado intensos para ti. Mejor mantenerte alejado de tanta alegría colectiva.Crédito: Maricela Montero Mariño.

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¿Y si estar en esta cuna de poetas y hombres ilustres te intimida? O peor aún, te inspira a sacar tu lado artístico…

Foto: Eduardo Santillán T./Presidencia de la República.

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Te han dicho que “Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca” le hace honor a su nombre, con hermosas riveras de los ríos Yanuncay, Tarqui, Tomebamba y Machángara llenas de vegetación.

Pero tú no crees que las ciudades deban darle importancia a la belleza natural de sus paisajes.Crédito: Maricela Montero Mariño.

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No, definitivamente no puedes darte el lujo de pasear o andar en bicicleta por “La Atenas del Ecuador”.

Mejor seguir amargado, creyendo que lo del “buen vivir” es puro invento.Crédito: Maricela Montero Mariño.