13 señales de que aprendiste a comer en Oaxaca

Estado de Oaxaca
by Alejandra López 14 Jan 2016

1. Conoces todos los elementos necesarios para que una tlayuda sea perfecta.

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Debe estar bien doradita, con su buena embarrada de asiento, frijolitos, quesillo, tasajo o cecina enchilada y para rematar… la salsa de tu preferencia.

 

2. Tus típicos desayunos distan muchísimo de ser algo light.

El desayuno es el alimento más importante del día y en Oaxaca lo sabemos, por eso nos damos vuelo con unas enfrijoladas, entomatadas o enmoladas acompañadas de una buena porción de tasajo. ¡Ahora sí estás listo para empezar el día!

 

3. Sólo conoces dos formas de acompañar tu pan de yema…


Con chocolate de leche o chocolate de agua. ¡No hay de otra!

 

4. Sabes cuál es el mejor remedio para la sed de medio día.


¡Un rico y refrescante tejate!

 

5. Tus expectativas son muy altas cuando se trata de botanas.

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Y es que una botana oaxaqueña va más allá de papitas con Valentina. La mejor botana típica tiene que incluir chapulines, quesillo, guacamole, tortillas de comal, tasajo, cecina, chorizo y chiles de agua preparados. ¿Se te antojó?

 

6. Puedes decirle a todos de dónde son originarias las garnachas.

Aunque garnachas hay muchas, sabes que las mejores son las garnachas istmeñas, y siempre piensas en el Istmo cuando la gente habla de garnachas.

 

7. Sabes cuál es el complemento perfecto después de degustar un buen mole negro, coloradito o chichilo…

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Y es, por supuesto, un rico mezcalito.

 

8. Has probado los piedrazos… y eres fan.

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Cuando el hambre aprieta, nada como esa bolsita llena de sabor.

 

9. Tú sí has probado los ricos y deliciosos tamales oaxaqueños.

Y sabes que los originales son de mole negro, verde o amarillo.

 

10. Sabes dónde encontrar las nieves más típicas de Oaxaca.

En la explanada de la Iglesia de La Soledad, por supuesto. La más rica es la de tuna con leche quemada. ¡Pruébala la próxima vez que compres una nieve!

 

11. Y si de comida fresca y típica se trata…

Sabes que no hay mejor lugar para saciar tu hambre que en los comedores de los mercados.

 

12. Has tenido el honor de probar el famosísimo caldo de piedra.


¡Y es una experiencia digna de ser compartida! El caldo de piedra es una joya de la cocina prehispánica que está íntimamente ligado con la cultura chinanteca. Y claro, ¡es delicioso!

 

13. Sabes que no hay mejor lugar para saciar el hambre que una cenaduría.

Y has probado todas la especialidades que en ellas se sirven, como los molotes, las empanadas de amarillo y de verde, las memelitas, las tostadas de chileajo y de salchicha oaxaqueña. ¡Qué más puedes pedir!