1. Entrégate al après para celebrar el día
Lo que toca después de esquiar es el après-ski, ese momento de recompensar a tu cuerpo cansado de un día muy intenso con unas cervezas y algo de comer. En Whistler tienes muchísimas opciones y lugares diferentes en los que disfrutar de esta costumbre. Lo más clásico es disfrutar de tu après alrededor de un fuego en los días más fríos, algo que puedes hacer en The Dubh Linn Gate Irish Pub o el Longhorn Saloon & Grill, entre otros, pero no te quedes ahí.
El après no tiene por qué ser après-ski. Puede ser después de pasar un día de museos, después de una tarde de compras, después de cualquier actividad de adrenalina o incluso después de un día de relax, como colofón final. Y puede tener forma de cerveza artesanal y algo de picar o puede ser una cena en un restaurante gourmet como Araxi o The Mallard Lounge. O puedes juntarlo ya con una noche de baile en sitios como el Amsterdam Café & Pub o el Merlin’s Bar & Grill.
2. Observa desde arriba lo que has esquiado
Hay cosas que no se aprecian del todo hasta que no se ven con una perspectiva distinta, más lejana y por lo tanto más completa. En Whistler esto significa ascender unos cuantos metros y ver las lomas nevadas y los árboles y los esquiadores como hormiguitas desde lo alto. ¿Cómo? Tienes bastantes opciones. Puedes ir en teleférico o telesilla con el ticket PEAK 2 PEAK 360 Experience.
3. Vete de compras por Whistler Village
Te darás cuenta en tu primer paseo por Whistler Village: está lleno de tiendecitas en las que curiosear, maravillarte y volver a casa cargado de regalos únicos para tus amigos, familia y para ti mismo, que también te lo mereces. Dedícale tiempo para perderte y explorar las tiendas sin estar mirando todo el rato el reloj. ¿Qué te encontrarás? De todo.
Puedes empezar actualizando o mejorando tu equipo de esquí y snowboard en alguna de las tiendas especializadas: una tabla nueva, mejores botas, prendas de ropa pensadas para estar más cómodo en tu aventura en la nieve… Si mientras callejeas notas algo de frío, para en alguna de las tiendas que hacen de la ropa de lana un arte e invierte en gorritos, bufandas o un nuevo jersey.
Pero no todo es ropa y deporte. ¿Necesitas una cámara nueva? ¿No te has traído ningún libro y quieres lectura para una tarde al lado de la chimenea? ¿Quieres ropa interior? ¿Juguetes para tus sobrinos? ¿Un juego de cuchillos nuevo? ¿Algo de joyería? ¿Artesanía? ¿Quieres aprovechar y volver a casa con todos los regalos de Navidad comprados? Todo lo encontrarás en las tiendas de Whistler Village (y también en otros barrios, como Whistler Creekside Village y Function Junction).
4. Explora las galerías de arte
Si te encanta conocer los lugares que visitas a través de sus artistas, Whistler te ofrece una forma muy sencilla de hacerlo: Whistler Village está lleno de galerías de arte. Puedes ver (y comprar) lo que hace la comunidad artística local en la Scotia Creek Gallery, Art Junction o White Dog Studios. Pero no solo encontrarás arte local: en galerías como The Plaza Galleries tienen también la obra de artistas internacionales y a veces son el único lugar de Canadá en el que puedes verla.
5. Descubre otras actividades que puedes hacer en la nieve
La nieve no es solo para esquiar: hay muchísimas otras actividades que puedes hacer cuando todo está cubierto de un manto blanco y Whistler es el lugar perfecto para probarlas. Hay para todos los gustos. Si te apetece una buena inyección de adrenalina, lánzate en tirolina y siente el viento en la cara; si quieres explorar los paisajes nevados y sacar mil fotos, apúntate a un tour en snowmobile; si te apetece que te lleven, haz un paseo en trineo (tirado por caballos para la versión más tranquila, por perros si quieres ir un poco más rápido). Y la lista continúa: patinaje sobre hielo, escalada en hielo, exploración de grutas heladas… ¿ya has elegido la tuya?
6. Recarga energía paseando por Whistler Village
Nada mejor para acabar un día de esquí que dar un paseo relajado y acostumbrar tus pies de nuevo a caminar sin deslizarse. No hay mejor lugar para hacer esto que Whistler Village: totalmente peatonal, sus callejuelas adoquinadas y decoradas con lucecitas parpadeantes te harán sentir que estás en uno de esos globitos de cristal que puedes girar para que nieve dentro.
Si tus pies echan de menos el movimiento rápido de deslizarse sobre la nieve, dales el regalo de ir a patinar en la pista de patinaje sobre hielo de la Whistler Olympic Plaza. Y, después, el premio final de todo día de invierno pasado al aire libre: el placer de un chocolate bien caliente para calentar todo tu cuerpo.
7. Dedica un día a los museos siguiendo el Cultural Connector
Podría parecer que Whistler es solo naturaleza y deporte, pero eso dejaría fuera una parte muy importante de la ciudad: su bagaje cultural. Museos y centros culturales en los que aprenderás sobre la historia de Whistler y sus gentes, su cultura y su arte. Lo más fácil es seguir el Cultural Connector, una ruta que te lleva por los principales museos y puntos culturales de Whistler.
Aprenderás sobre las naciones originarias squamish y lil’wat en el Squamish Lil’Wat Cultural Centre, te maravillarás con el arte canadiense en el Audain Art Museum, descubrirás la historia de Whistler en el Whistler Museum, te podrás tomar un café en un edificio ejemplo de diseño sostenible en Lost Lake PassivHaus, sacarás mil fotos a la Whistler Public Library por su arquitectura tan en armonía con el espacio natural que la rodea…
8. Descansa y desconecta en un spa
No todo es actividad sin freno: si lo único que te apetece tras varias jornadas de esquí y turismo cultural es relajarte y descansar, también puedes hacerlo. No tienes más que elegir un spa y dedicar unas horas a mimarte. Si quieres una experiencia que además de dejarte como nuevo sea única, vete al Scandinave Spa Whistler: siente que estás en Finlandia en sus piscinas al aire libre, en una sauna seca de madera o dándote un baño de vapor de eucalipto.
Para quien quiera una relajación más dinámica, en Whistler también hay varios estudios de yoga y gimnasios en los que mantener tu rutina de movimiento y ejercicio.
9. Haz feliz a tu estómago en los restaurantes de Whistler
Enseguida te darás cuenta de que si hay algo que no le falta a Whistler, son lugares en los que comer o cenar. Simplemente callejeando y entrando en el establecimiento que más te llame acertarás seguro, pero también puedes informarte antes de salir y elegir el sitio según el tipo de comida: desde especialidades locales hasta la siempre bien recibida pizza, pasando por comida japonesa o crepes, en Whistler cualquier antojo de tu estómago tendrá respuesta.
Lo mejor si has decidido con antelación el lugar en el que vas a desayunar, comer o cenar es llamar para reservar y asegurarte de que tendrás mesa cuando llegues. Muchos restaurantes también te permiten pedir comida para llevar, perfecto si te apetece hacer picnic, o a domicilio, para esas noches en las que estás tan cansado que ni quieres salir del hotel.
10. Si aún tienes energía… acaba el día bailando
¿Acaba el día y aún tienes fuerza para más? Haz lo que siempre se ha hecho en estos casos: salir a bailar. En Whistler tienes sitios para el recorrido completo: empieza en un pub tranquilo bebiendo una cerveza y charlando, pasa a los cócteles en un club elegante y, por último, ataca la pista de baile con lo que te ofrezca el dj que esté ese día tras los platos.
Este artículo es patrocinado por Tourism Whistler.