¡Olvídate de los buenos días! Y también de decir “gracias”, “por favor”, “lo molesto con”, “provecho”, y ese sinnúmero de expresiones que tenemos para ser más cordiales a la hora de hablar. Pronto aprenderás que gesticular con las manos, una mirada y dos vocablos son más que suficientes para darte a entender.
En cuanto duermes tu primera noche en casa de españoles, entenderás que lo que conocías como “total oscuridad” está muy lejos de serlo. No hay mejor sensación en el mundo que perder la noción del tiempo tras una doble ventana y unas cortinas de modalidad “noche perpetua”.
Es una maravilla que los españoles dejen de lado sus actividades para reposar un poco después de la hora de la comida. Si tienes en cuenta que el mexicano prácticamente come en la oficina todos los días, adecuarte a esta nueva modalidad te hará sentir como un rey.
Lo normal para un mexicano es terminar la jarra temprano… a menos que sea una dia o fiesta excepcional; sin embargo, para los españoles SIEMPRE será un buen día para ver al amanecer con jarra en mano.
Tus amigos y familiares llegarán a pensar que necesitas estar en AA, pero la realidad es que los españoles no temen a ser juzgados por tomarse una copita de vino acompañado de algún queso o tapa durante el transcurso del día, es algo normal y hasta se considera un excelente digestivo.
Ya no te sonará tan descabellada la idea de caminar cuarenta minutos, al contrario, querrás recorrer y acabarte toda la ciudad a pie, cosa que no podrías hacer en México ya que la mayoría de las ciudades suelen ser muy poco amigables con los peatones.
Villamelón o no, dejarás atrás lo que estés haciendo y te trasladaras al bar más cercano para vivir realmente un partido español. Es tanta la euforia, energía y cañas al dos por uno que llevarás esta vieja tradición a donde sea.
Cuando de comer se trata los españoles respetan mucho sus horarios y por ninguna razón se saltan una comida. Son tantas las ocasiones en las que te puedes sentar a la mesa en un solo día, que puede que te sientas bastante satisfecho en todo momento. Lo que para ti es cenar a las ocho, para ellos apenas es una merienda y un preparativo para el plato fuerte que vendrá más adelante.
Y es que ellos no se toman a broma ni se les cruza por la mente renunciar a las vacaciones que se les asignaron o a los múltiples días feriados que el gobierno les otorga. Comparado con las fuertes cargas de trabajo que un mexicano experimenta (y si le sumas que de vez en cuando sacrificas algún puente) estar en España será como una vacación permanente. 