1. Caer bien a la gente.
En general siempre se habla de la gente de Asturias como muy maja o simpática. Vaya a donde vaya, siempre recibo esa impresión de la gente. Y es sin duda algo de lo que estar orgullosos. El asturiano o asturiana suele ser una persona llana, sin pretensiones, humilde y cercana. ¡Y la gente sabe apreciarlo!
2. Aguantar el mal tiempo.
“Se me va a estropear el pelo por la lluvia”, “¡Ay, qué frio!” o “¡Qué día más gris!” son expresiones que poco escuché cuando vivía en Asturias. Incluso teniendo más sentido que en otros lugares de España.
El mal tiempo allí viene de fábrica y no solemos quejarnos por ello. Es más, somos conscientes de su necesidad a la hora de crear paisajes tan bonitos como los que tiene Asturias o para limpiar el aire.