Nunca digas “de este agua no beberé”. La vida da muchas vueltas, hoy estás aquí y mañana en Pekín, pero los que somos de costumbres arraigadas difícilmente cedemos ante los cambios. Y eso es lo que nos pasa a los almerienses, que hay cosas que jamás de los jamases haríamos, ¿o sí? (emoticono pensativo). Mira, mira, a ver qué cosas harías o no como almeriense.
1. Igualar nuestro acento al resto de los andaluces
¡Imposible, nos sabe fatal! Y además nos da mucho coraje cuando comparan nuestro acento con el del resto de los andaluces. A ver, que no somos mejores ni peores, somos muy nuestros y como nuestro también es nuestro propio acento. Así que cuando nos preguntes, ¿acento andaluz? Sí, pero almeriense.
2. Hablar mal de nuestras playas y clima
Pero ¡si somos la envidia de muchos otros lugares! Miles de personas de todas partes del mundo vienen especialmente por esto, por nuestra media anual de 19 grados, 2.994 horas de sol y más de 100 días despejados al año, y por nuestras playas y calas paradisiacas en donde el agua cálida y transparente junto con su esencia volcánica hipnotiza hasta a los más escépticos del mar.
3. Hablar mal de nuestras tapas
No es porque nuestras tapas sean las mejores de toda la gastronomía española. Que las hay y muy ricas también en otros lugares. Pero la diferencia que hay entre nuestras tapas y las del resto de sitios es que las nuestras van incluidas en el precio con la bebida y además siempre puedes escoger a tu gusto sin traba ninguna. Esto se da en toda la provincia y cierto es que en muchos otros lugares se está copiando este modelo de tapeo, pero aun así la tradición de nuestros bares de tapas dista mucho de las de otros todavía.
4. Hacer las migas con harina distinta a la de sémola
A ver, antiguamente, en época de nuestros bisabuelos y tatarabuelos, cuando el hambre apretaba, las migas se hacían con pan, pero esa costumbre poco a poco fue derivando para hacerlas con harina de sémola y desde entonces la tradición más adaptada es la de esta receta. Es casi un sacrilegio para los almerienses hacer las migas con otra harina que sea distinta a la de sémola.
5. Despreciar nuestro patrimonio histórico y cultural
Sí es verdad que a veces nos quejamos un poco porque nos gustaría ver parte de nuestro patrimonio histórico un poco mejor preservado o con ciertas medidas de conservación, pero esto no quiere decir que sintamos descontento por el mismo. Al revés, estamos muy orgullosos de nuestro legado cultural y de nuestras raíces. ¿Qué tal una visita por la alcazaba, la catedral, por los aljibes de Jairán, por la Puerta Purchena, por el Parque Nicolás Salmerón…? Sí, por favor.
6. Despreciar nuestro patrimonio natural
Siguiendo con el patrimonio, si hay algo que amamos, que nos define y que es parte de nuestra esencia y por ello nos ha condicionado nuestra personalidad y estilo de vida junto con nuestro legado histórico, es nuestro rico patrimonio natural del que disfrutamos cada vez que podemos. Ejemplos de nuestra diversidad paisajística los tenemos en nuestro Desierto de Tabernas, en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, en el Parque Nacional de Sierra Nevada, en las Reservas Naturales de la Albufera de Adra y Punta Entinas-Sabinar o en el paisaje kárstico de los Yesos de Sorbas, ente otros. En donde la naturaleza nos brinda lo mejor de sí misma en distintas formas, tanto geomorfológicas así como faunísticas como lo son el desierto, los humedales, las cuevas subterráneas o los bosques de pinos.
7. Quedarnos en casa durante la feria
Pues a lo mejor no nos apetece mucho algún día que otro salir a la feria, o a lo mejor el bolsillo no nos lo permite, pero la feria, como muchas otras fiestas (San Juan, Desembarco Pirata en San José, Moros y cristianos en Mojácar, etc), es sagrada para los almerienses. Si no salimos a la feria del mediodía, no pasa nada porque salimos a la de la noche, y si no vamos a los “cacharricos”, tampoco pasa nada porque nos vamos a dar una vuelta por la Rambla que está muy ambientada esos días, y si no vamos a la cabalgata, tampoco pasa nada porque a lo mejor preferimos ir a los conciertos programados. Pero, eso sí, en casa ten por seguro que no nos vamos a quedar.
8. Menospreciar a nuestras figuras destacadas
Carmen de Burgos (primera periodista profesional española), Doña Pakita (defensora de la conservación del Parque Natural de Cabo de Gata), Jesús de Perceval (pintor y escultor miembro del Movimiento Indaliano) , Antonio de Torres (padre de la guitarra moderna española), Tomatito (guitarrista flamenco) o David Bisbal (cantante de música pop) son unas pocas de las tantas figuras destacadas que nuestra tierra le ha dado al mundo y gracias a todos ellos/as el arte, las letras o la música son géneros artísticos mucho más bonitos y se disfrutan mucho mejor.
9. Infravalorar nuestra tierra como reclamo cinematográfico
Es absurdo, y no es porque lo digamos nosotros, es porque está más que demostrado que Almería ha sido siempre, desde la época dorada del Spaghetti Western a la actualidad, un reclamo cinematográfico en donde algunas de las mejores películas que se han rodado en la historia del cine tienen como escenario de fondo muchos rincones de nuestra tierra. ¿Quieres algunos títulos? Aquí te dejo algunos ejemplos: Lawrence de Arabia, El bueno, el feo y el malo,
Conan, el bárbaro, Indiana Jones y la última cruzada o, más recientes, Millenium I: los hombres que no amaban a las mujeres, Exodus: Dioses y reyes y Assassin´s creed.
10. Cuestionar nuestro carácter
Lo cierto es que no todos los almerienses somos iguales, que cada uno es de su padre y de su madre, pero tenemos que reconocer que nuestro carácter es único e inconfundible y que aunque haya diferencias, lo que nos une es mayor que lo que nos resta. Que somos muy vivarachos, alegres, serviciales y atentos con el de fuera. Que las puertas de nuestras casas están abiertas para quien venga y que nuestra tierra, por muy diversa que sea, es de lo más cálida y acogedora. Por todo esto, cuestionar nuestro carácter es impensable (emoticono de corazón rojo).