Crédito: Anna Yanev Photography
Compraremos televisores como si no hubiera mañana.
Sabes que es el Buen Fin cuando vas al super y toda la gente a tu alrededor lleva una pantalla en su carrito. El gran misterio es ¿adónde van a parar tantos televisores? Tal vez el perro necesite su propia tele porque le gusta ver el Canal del Congreso todo el día. O tal vez haya un plan siniestro para controlarnos a través de la alta definición y el sonido Dolby Digital 7.1.
A nadie le importará que las promociones sean las mismas que todo el resto del año.
¡Es el Buen Fin! Y vamos a gastar como si de ello dependiera nuestra vida porque la tele dijo que… un momento, ¡todo empieza a cobrar sentido!.
Una vez más, nos daremos cuenta de que las ofertas son algo del pasado, lo de hoy son los meses sin intereses.
¿Que no quieres meses sin intereses? ¿Que a ti sí te gustan las ofertas? No te preocupes, los descuentos de fin de año están a la vuelta de la esquina.
No faltará el que sí crea que está en medio del Black Friday.
La postal se repite año tras año. La gente se empieza a formar desde el jueves anterior del Buen Fin afuera de algunas tiendas que, siguiéndoles el juego, abren sus puertas a la medianoche del viernes. La multitud nunca llega al centenar, pero igual entran a todo galope a las doce en punto para abalanzarse sobre las teles (¡no se vayan a acabar!) que tienen un espectacular descuento del 0.5 por ciento… ¡y doce meses sin intereses!
Tampoco faltará el despistado que quede atrapado en medio de la vorágine sin deberla ni temerla.
Nunca falla. Irás al super a comprar una lata de frijoles, queso y unos bolillos y de pronto te habrás quedado atrapado en medio de la bacanal consumista. ¿Por qué nadie te avisa estas cosas? Una fila de por lo menos media hora te separa de la libertad y de tus molletes. Tienes muchas opciones sensatas y todas involucran salir de esa tienda con las manos vacías.
¡Llévelo, llévelo, con oferta del Buen Fin!
Nuestro folclórico y colorido comercio informal está en todo y el Buen Fin no es la excepción. Desde los vagones del metro hasta los pasillos de los tianguis escucharemos el griterío promocionando las ofertas de tan esperado acontecimiento. Estamos seguros de que estos personajes tampoco traerán las mejores ofertas del mundo, pero por lo menos ellos no te van a querer vender el kilo de naranjas a dieciocho meses.
El Buen Fin llegará para todos… literalmente.
La variedad de negocios que aprovechan el Buen Fin se ha ido extendiendo y en las dos últimas ediciones alcanzó incluso a una de las agencias funerarias más famosas de México, que ofrecía uno que otro descuento en la compra de servicios y propiedades funerarias que les garantizan, ya saben, un buen fin.
Viviremos la experiencia agridulce del aguinaldo adelantado.
Muchos mexicanos recibirán la mitad de su bono navideño a tiempo para el Buen Fin. Esta es una buena oportunidad para saldar deudas, planear los gastos navideños y, a quién engaño, nos lo vamos a gastar todo en la primera oportunidad (Buen Fin), comprando cosas que ni necesitamos (más teles). Lo peor de este asunto es que diciembre ya solo nos traerá la otra mitad del aguinaldo y lo tendremos que estirar para saldar deudas, hacer los gastos navideños y pagar la segunda mensualidad de todo lo que compramos en el Buen Fin. ¡Estas cuestas de enero cada vez se parecen más al Aconcagua!
Muchos precios ignorarán el Buen Fin y subirán en vez de bajar.
¿Qué nadie le avisó a esos precios tontos de qué se trata el Buen Fin? Es que la práctica de subir el precio para después dejarlo igual con un calculado descuento no es ninguna novedad en México…
Y aquí lo más extraño de todo… no faltará quien sí le saque algo de provecho al Buen Fin.
Porque entre tantas miles de ofertas, existen algunas reales y, si estas corresponden a cosas que de verdad necesitamos ¿por qué no aprovecharlas? Si piensas que tanta investigación de campo no vale la pena y la sola idea de salir de compras en pleno Buen Fin te pone los pelos de punta, échale un ojo a la página Buen Fin en Cupones Mágicos que se avienta toda la chamba por ti, no tienes ni que levantarte del sillón y, en una de esas, tus compras tienen un verdadero buen fin.