1. La puntualidad.
Sabemos que llegar a tiempo no es una de nuestras virtudes y aunque seamos de los que se preocupan por la puntualidad, está difícil remar contra la corriente. Para los ingleses es prácticamente un pecado llegar un minuto tarde. Prefieren llegar antes y esperar antes que enfrentarse con la preocupación y la vergüenza de llegar tarde. Imagínense un México en el que todos llegáramos a tiempo a citas y planes… ¿no sería bonito?