1. La percepción del clima
En el norte el frío y el calor son extremos: de día puedes ver las ondas de calor en la carretera mientras la recorres en tu troca con el aire acondicionado a todo lo que da, pero por las noches hay que envolverse en tres cobijas térmicas. El norteño aguanta estos extremos con resignación y serenidad. Mientras tanto, la Ciudad de México rara vez tiene temperaturas extremas; sin embargo, el chilango se la vive quejándose cada que el termómetro se desvía ligeramente de sus tan queridos veinte grados.