San Cristóbal de las Casas fue nombrado como el pueblo más mágico de México por la Secretaría de Turismo en 2011. Es un buen título, pero lo cierto es que este lugar no necesita de ninguna denominación oficial para confirmar lo que sus habitantes y visitantes han sabido desde siempre. San Cristóbal fue fundado en 1528 y, más allá de su atractivo turístico, es una ciudad valiosa por su interculturalidad e historia. Si aún no conoces San Cris, aquí te damos algunos motivos para hacerlo y otros más para volver.
10 motivos para ir y volver a San Cristóbal de las Casas, Chiapas
1. Su maravillosa arquitectura
En San Cristóbal se pueden admirar cerca de veinte grandes ejemplos de arquitectura colonial. Comencemos por su catedral, que data de 1533. Su fachada es un lienzo en donde están representados los colores del huipil, la prenda por excelencia de las mujeres indígenas, mientras que al interior del templo se pueden admirar retablos del siglo XVIII.
Otro portento arquitectónico es la iglesia de Santo Domingo de Guzmán. Su portada es de cantera rosa y es considerada la obra maestra del barroco en Chiapas, tanto por la calidad de sus detalles como por el simbolismo que expresa. Al entrar, la mirada es atrapada por un hermoso púlpito de roble tallado en una sola pieza, junto con pinturas y retablos de gran valor artístico e histórico.
2. La atmósfera bohemia
El ambiente relajado que se respira en San Cristóbal de las Casas es perfecto para encajonar el estrés y liberar los sentidos. Aquí se vuelven doblemente disfrutables las notas de un trovador o una banda de jazz dentro de un bar, las charlas de sobremesa en el restaurante, las caminatas entre calles rústicas, la contemplación de los atardeceres reflejados sobre los tejados de la ciudad y las noches frescas cobijadas por el calor de un café.
3. Su importancia histórica
La historia de San Cristóbal no sólo es importante para Chiapas, sino para todo México. Apenas en 1994, se convirtió en el escenario en donde el mundo indígena alzó la voz a través del EZLN para buscar terminar con más de 500 años de opresión y marginación. San Cristóbal es más que un recuerdo folclórico o una fotografía de las vacaciones, es un encuentro con el México profundo con el que aún nos falta reconciliarnos.
4. Sus raíces indígenas
San Cristóbal no sólo es mágico, es hechizante. Esto se debe en gran parte al misticismo de la cultura tzotzil, el pueblo maya originario de esta región, cuya presencia no sólo es física sino espiritual y eso se siente en la cotidianidad de la ciudad. Las calles de San Cristóbal están llenas de rumores en lengua tzotzil, en las iglesias abundan las manifestaciones de arte indígena y no hay plaza en la que no haya artesanos bordando incansablemente. Es fácil sentirse capturado por el ritmo de vida, la paciencia y el trato amable de la gente.
5. Sus singulares museos
San Cristóbal tiene museos imperdibles para cualquier viajero interesado en la riquísima cultura de los Altos de Chiapas. Algunos ejemplos de esta riqueza están en el Centro de Textiles del Mundo Maya, en el Museo de Trajes Regionales y en el Museo Mesoamericano del Jade. Y si quieres conocer el patrimonio natural de la región es indispensable visitar el Museo del Cacao, el Museo del Ámbar y el Museo de Bichos e Insectos.
6. Los hermosos alrededores
La ubicación de San Cristóbal lo convierte en un punto ideal para explorar algunas de las otras maravillas de Chiapas. En pocos días puedes explorar la enigmática iglesia indígena de San Juan Chamula, Chiapa de Corzo y el Cañón del Sumidero, pero también la zona arqueológica de Soctón y las grutas El Arcote y el Mamut.
7. La cultura local
San Cristóbal es una fuente de arte y cultura. Durante la primavera es escenario de festivales como la Fiesta Grande, en la que se celebra la llegada de la primavera con una programa lleno de actividades recreativas y culturales. En octubre también es sede del Festival Cervantino Barroco, el cual convoca a artistas de todo el mundo. El resto del año, las festividades patronales de los distintos barrios se encargan de mantener vivas tradiciones y costumbres ancestrales.
8. Sus cafés y chocolaterías
Si San Cristóbal tiene un aroma, es a café y chocolate. Como si se tratara de un encanto similar al del flautista de Hamelin, hay pocos que se resistan a entrar en las cafeterías y chocolaterías del centro de la ciudad y ¿cómo no? El café chiapaneco es uno de los mejores del mundo, y una buena taza de chocolate maya le quita el frío y el antojo a cualquiera. Esto significa caer en una deliciosa adicción que seguramente repetirás siempre que te encuentres en San Cristóbal.
9. Los mercados
Para conocer el alma y corazón de un pueblo o una ciudad en México hay que ir a los mercados. San Cristóbal no es la excepción. Basta darse una vuelta por el Mercado del Centro para despertar los sentidos ante la variedad de frutas, verduras, especias y comida típica que se vende aquí. Observar, pero también moverse y participar dentro de los mercados, es como entrar en una cápsula del tiempo que nos mueve entre el presente y el pasado, pues en un sólo lugar podemos percibir usos y costumbres ancestrales revitalizadas por el comercio y la lengua indígena.
10. La gastronomía
En San Cristóbal, la glotonería tiene justificación, y más cuando en el menú de las cocinas locales se nos presentan platillos como la sopa de pan, el delicioso manchamanteles, los tamales de azafrán, el asado chiapaneco o el ciguamut, un guiso preparado con carne de chivo, res, conejo o incluso vendado, condimentando con achiote, epazote, chile Simojovel, jitomate, ajo y diversas verduras que le dan un sabor único. ¿Se te antojó? Entonces es hora de ir preparando tu viaje a San Cristóbal.