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16 peligros que corres al visitar Cádiz

by Nacho Sánchez 5 Jul 2018

1. Comprenderás que el humor era otra cosa


Si Joaquín (el del Betis), te hace gracia con sus chistes y anécdotas, aún te queda Cádiz por descubrir. Él es la punta del iceberg gaditano, donde la gente se toma la vida de otra manera para ofrecerte una sonrisa. Y digan lo que digan, lo hacen con tanta gracia que ya nada te parecerá igual. Y el lunes, cuando vuelvas al trabajo, lo entenderás aún más.

2. Podrías acabar cantando por chirigotas


Olvídate del flamenco y las coplas de de Canal Sur, porque en Cádiz las chirigotas son la estrella. Aquí el carnaval es una forma de vida, un sentimiento, algo que se lleva tan dentro que se pega. Quien pasa por los carnavales de Cádiz se convierte en otra persona.

3. Dirás adiós a tu ropa de siempre


Sí, porque uno de los peligros de pasear por Tarifa, conocer Vejer o ir a los chiringuitos de Valdevaqueros son las muchas tiendas de ropa con prendas de aires hippies, surferos y desenfadados que te harán olvidar tu clásico vaquero y tu camisa de color liso. Suéltate el pelo, ponte gafas de sol y cambia tu armario. ¡Ni lo pienses!

4. Aprenderás un nuevo idioma


Seguro que el quillo ya te suena, pero a partir de ahí descubrirás un vocabulario nuevo que te permitirá entender mejor tu visita gaditana: acarajotao, bastinazo, farruco, Guachisnai, levantera, quisqui, tabanco…

5. Tu pueblo ya no será el más bonito del mundo


Si siempre habías pensado que como tu pueblo, ninguno, un pequeño road trip por tierras gaditanas te eliminará ese pensamiento de un plumazo. Lo hará cuando veas la estampa de Zahara de la Sierra, la naturaleza de Grazalema, las callejuelas de Arcos de la Frontera y Vejer de la Frontera, Setenil de las Bodegas y sus casas incrustadas en la montaña…

6. Irás a la playa y acabarás en la piscina

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Porque el Levante es una maravilla para quienes aman el windsurf, el kitesurf y todos los deportes similares, pero cuando sopla con fuerza la arena pica, se mete por todos los recovecos y un estupendo día de playa se convierte en pesadilla. Pero sin dramas: que para eso están las piscinas.

7. Igual hasta te conviertes en anfibio…


No literalmente, claro. Pero el ser humano tiene esa capacidad de adaptación tan peculiar, que a saber. Así que cuando te acostumbres al viento y te atrevas a subirte a una tabla y dejarte llevar por una cometa, el kite surf se convertirá en tu nueva pasión. Y pasarás tantas horas en el agua que igual te salen agallas. ¡A disfrutar!

8. …un experto en viento…


Unos días en Cádiz y visitarás webs especializadas en la previsión de los vientos y las olas, conocerás los mejores spots para surfear, entenderás la diferencia de un levante y un poniente y la de un maral y un terral, sabrás que es el swell o cómo puede llegar la mar a ser gruesa, sabrás que goofy es algo más que un perro de Disney e incluso entenderás aquellos phrasal verbs que nunca aprendiste en la academia de inglés. A por el take off!

9. …y también en vinos


Porque hay vida más allá del vino tinto, el blanco y el rosado. Hay moscateles dulces y secos, Pedro Ximén, palo cortado, hay Xerez y manzanilla, fino, oloroso, amontillado… Lo mejor, además, es no elegir: todos merecen la pena ser probados y si vas a su meca, Jerez, mejor que mejor.

10. Deprimirte cuando vuelvas a tu mercado local


Si eres cocinitas, un paseo por los mercados de abastos de Zahara, Barbate o Cádiz te cambiará la vida. Porque después de ver en los mercados gaditanos los langostinos de Sanlúcar, las mil y una formas de atún rojo salvaje de almadraba, el colorido y sabor de los salmonetes de roca, la variedad de exquisitos pescados como el borriquete o la urta o la rica carne de retinto, nada será igual en tu ciudad.

11. Dudarás hasta la eternidad para elegir restaurante


Si lo tuyo es que te lo pongan todo por delante, Cádiz lo tiene todo para ti. Y eso es tan bueno como un problema para quien tenga dificultades para elegir: ¿Tomamos atún en El Campero? ¿O un bao de cangrejo en Ramon Pipi? ¿Y unos salmonetes en Las Rejas? ¿O unas sardinas ahumadas en Feduchy? ¿Y unos chicharrones en Casa Manteca? ¿O nos acercamos a probar las maravillas gastronómicas de El Faro? ¿O nos acercamos a las propuestas de la Vera-Cruz en Vejer? ¿O vamos a El Bosque a tomar lagarto ibérico? ¿o…? Y así, hasta el infinito.

12. Entenderás, por fin, a los gallegos/as


¿Por qué, si queda tan lejos? Porque al igual que en tierras gallegas, una chaquetilla nunca vendrá de más. Por mucho calor que haga al mediodía, la tarde noche suele ser traicionera. Y si le da por aparecer al poniente, te acordarás muy mucho de esa sudadera de manga larga que has dejado en el hotel o el apartamento. ¡Échala siempre a la bolsa de playa!

13. Compararás todos los atardeceres con el de La Caleta


Por los castillos que la defienden, por el antiguo balneario, por las subidas y bajadas de mareas, por las barcas, porque nunca es igual. Jamás verás un atardecer como el de la playa de La Caleta. Al tiempo.

14. Te sentirás como en Lilliput

Y no precisamente como Gulliver, porque cuando recorras las carreteras y caminos junto a los parques eólicos y los enormes generadores te sentirás muy diminuto. ¡Cómo pueden ser tan altos! ¡Ríete de los rascacielos!

15. Por supuesto, te enamorarás


De su luz, de sus playas, su gente, su naturaleza, su idiosincrasia, sus carnavales, sus pueblecitos… ¡Cádiz es un peligro constante!

16. Te querrás quedar a vivir allí


Cádiz es de esos sitios donde repetirás más de una vez lo de ¡qué bien se vive aquí! Y por todo lo que te has enamorado igual decides, de repente, hacerle caso a tu instinto, dejarlo todo y venirte a vivir a Cádiz. A la costa o a la montaña, el entorno lo decides tú. ¡Y a disfrutar!