Photo: Rulo Luna

10 Personajes que retratan el seductor surrealismo mexicano

México
by Kiev M. 6 Sep 2017

En alguna ocasión, Salvador Dalí dijo que nunca volvería a México porque no soportaba estar en un sitio más surrealista que sus pinturas. Tal vez el genio no estaba equivocado. Basta con ir por cualquier calle de México y mirar alrededor para encontrarse con escenas salpicadas de situaciones absurdas, fantásticas e inesperadas.

El surrealismo mexicano permea todo, desde una fiesta de quince años, hasta una película o un viaje en metro. Aquí escogimos a diez personajes que, voluntaria o involuntariamente, encarnan el surrealismo de nuestra cultura.

 

1. Luchadores legendarios dentro y fuera del ring

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La lucha libre mexicana es más que un deporte, es una batalla que transforma a los hombres en héroes sobre el cuadrilátero. Del pancracio mexicano han nacido leyendas como el Santo o Blue Demon, quienes no sólo  luchaban, también eran héroes de películas donde combatían a vampiros, momias y científicos diabólicos.

Pero si alguien llevó esa heroicidad a la vida real fue Fray Tormenta, quien al más puro estilo de personajes como Batman, ocultaba tras su labor de sacerdote una faceta desconocida para los feligreses. Debido a las carencias que enfrentaba el orfanato del cual se encargaba, Fray Tormenta incursionó en el mundo de la lucha libre profesional para ganar dinero extra y solventar las necesidades de los huérfanos. Fue así como cada noche subía al cuadrilátero sin que sus adversarios supieran que realmente se enfrentaban a un sacerdote.

 

2. Los vagoneros  

Un viaje en el metro de la Ciudad de México puede ser lo más tedioso y cansado del mundo o resultar en una experiencia surrealista de universos paralelos donde convergen personajes como los vagoneros. Todo cabe en su catálogo de venta: manuales de seducción, herramientas multifuncionales, plumas mágicas, libros de superación personal y discos infinitos de música en mp3. Los vagoneros son capaces de exorcizar el caos de las horas pico con  la voz in crescendo de Andrea Bocelli saliendo de sus bocinas, mientras los pasajeros luchan por su vida entre una marea humana.

Pero si alguna vez existió un digno representante del surrealismo vagonero, ese fue Margarito. Un músico de voz chillona, personalidad refunfuñona, vestimenta barroca y una estatura de 70 centímetros, que hasta hace no mucho aún cantaba en los vagones de la línea uno, dos  y ocho, ganándose la vida sacando del letargo a cientos de pasajeros.

 

3. Los concheros

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La energía mexica sigue latiendo con fuerza en las ruinas prehispánicas que aún yacen debajo de las calles de la Ciudad de México. Pero también vibra en la superficie a través de personajes como los concheros, cuya presencia cimbra al ritmo de danzas y tambores las plazas en donde se presentan.  El contraste del mundo moderno con el pasado ancestral de la ciudad crea escenas sumamente eclécticas de las que los concheros son protagonistas indiscutibles. .

 

4. Las estrellas del cine de ficheras

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El Cine de Ficheras se popularizó entre la década de los setenta y ochenta. Su temática, centrada en la comedia erótica, tenía como escenario los tugurios, vecindades y cabarets de la capital. Bajo títulos tan peculiares como La Pulquería, Macho que Ladra no Muerde o El Vampiro Teporocho, actrices y actores entre los que se encontraban Lyn May, Carmen Salinas, Alfonso Zayas, Maribel Fernández “La Pelangocha”, Alberto Rojas “El Caballo”, Rafael Inclán, Pedro Weber “Chatanuga” o la inolvidable dupla de César Bono y Tun Tun, llevaron a la pantalla grande un extracto del surrealismo urbano donde el machismo, junto con el albur, la homofobia, la lujuria y la picardía son un cóctel que ridiculiza a quien lo bebe.     

 

5. Los peregrinos

La religión es una de las estructuras culturales que dan soporte a costumbres y tradiciones en México, y uno de los personajes en donde se ve reflejado ese laberinto de la soledad del que hablaba Octavio Paz, es en el peregrino, quien cada 12 de diciembre acude a la Basílica de Guadalupe a reivindicar su fe frente a uno de los símbolos fundacionales de nuestra cultura: la Virgen de Guadalupe. En esta travesía, el peregrino mexicano pone sobre su atuendo imágenes, amuletos y ofrendas; también carga figuras, y en ocasiones personifica al indígena Juan Diego, protagonista de la aparición Guadalupana y símbolo de nuestra orfandad después de la conquista.

 

6. Los curanderos y brujos

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En México existen dos maneras de curar las enfermedades: vas con un doctor o con un curandero. Pero si además de estar enfermo padeces mal de amores, mal de ojo o te aqueja la mala suerte, definitivamente el curandero es con quien debes acudir. Existen muchos lugares donde uno puede encontrase con estos personajes: desde el pasillo de los brujos en el Mercado de Sonora, hasta un puestecito de tianguis, o la casa de una colonia exclusiva, porque eso sí, incluso los políticos y empresarios suelen acudir a ellos. Entre hierbas y conjuros, los curanderos hacen “limpias” para desterrar los males físicos y espirituales del cuerpo de sus pacientes. El curandero actúa donde sea, nada lo interrumpe, ni la cotidianidad transformada en el tráfico de la hora pico ni el bullicio de un mercado.

 

7. Las quinceañeras

Una quinceañera es capaz de crear un mundo de fantasía a su alrededor mientras dura el encanto de su fiesta de quince años. Se viste de princesa, en algunos casos se pasea en limusina y su presencia atrae miradas por dondequiera que pasa. A medida que recorre la ciudad con su cortejo, genera curiosidad y sensaciones oníricas que rompen el ritmo de la cotidianidad. Su fiesta es el cenit de un cuento ceniciento y la prueba de que en el caos urbano también hay espacio para soñar.

 

8. Las Catrinas

Surrealismo mexicano

Seguramente, José Guadalupe Posadas nunca imaginó que su Catrina dejaría de ser otro más de sus grabados para convertirse en uno de los símbolos más representativos del Día de Muertos y de México en general. Más sorprendido estaría si hubiera sido testigo de la encarnación de su obra en el rostro de cientos de hombres y mujeres que aparecen cada dos de noviembre maquillados en honor al personaje que nos recuerda  que la muerte no es el fin, sino parte del camino.

 

9. Los ambulantes nocturnos

En sitios como la Ciudad de México, la noche cambia el pulso de la metrópoli. Las taquerías trabajan a todo vapor, los cafés se llenan y entre la oscuridad de las calles se dejan ver las siluetas de vendedores que rompen el silencio con una voz de pregoneros esperando abrir el antojo de sus clientes. La oferta va desde camotes hasta tamales, elotes, esquites, cocoles, pan de dulce y merengues.

El oficio de estos personajes y su manera tradicional de venta nos transporta a otra época, como si la ciudad se resistiera a dejar ir el pasado y lo encapsulara en escenas que contrastan con una ciudad que pugna por la modernidad.

 

10. Las artistas del surrealismo

El surrealismo cotidiano que se vive en México no sería igual de seductor sin las mujeres que lo sublimaron a través del arte. Por supuesto, entre ellas está Frida Kahlo, cuya vida fue en sí misma un apasionante pasaje surrealista que marcó la historia de México. Tampoco podemos dejar de mencionar a Remedios Varo y Leonora Carrington, quienes a pesar de no haber nacido en México, se enriquecieron con su cultura llevando el surrealismo nacional a otro nivel.