Quizás la pregunta que menos nos gusta y con la que directamente, después de recibirla, solemos finalizar la conversación.
Otro de los comentarios habituales que solemos recibir. Partiendo de la base de que la persona que hace el comentario considera “piedras” a los monumentos o ruinas, lo mejor es mover la cabeza sin dejar muy claro el gesto y abandonar la conversación.
Sea donde sea que vayas a viajar, seguro que hay alguien que te hará esta pregunta. A ver, alma de dios, ¿tú te crees que si me diese miedo iría?
Normalmente esta frase sale de la boca de la persona que anteriormente te había preguntado si eras millonario. Otro motivo más para acabar la conversación.
Pregunta típica a la que nos enfrentamos en el momento en el que no viajamos a algún país normal. Dan ganas de contestar: gente, casas, coches, animales, cielo, tierra…
Esta pregunta normalmente sigue a la anterior. Lógicamente, piedras no vamos a comer…
Sí, hace 50 años… Actualmente ya está todo bastante tranquilo.
Si supiese que aún me sobra la mitad, no se lo creería. ¿De verdad hace falta más para pasar un mes fuera de casa?
Pues sí, como tú te comes los caracoles. ¿O me dirás que los caracoles no son bichos?
Pregunta típica de tu madre. Le llamas después de dos meses sin hablar con ella y a la mujer no le importa otra cosa más que saber qué estás comiendo y en cuánta cantidad. Las madres sí que son únicas…