1. Las cartas son mucho más bonitas que los correos electrónicos.
¿Cuántos e-mails recibís por día en tu casilla? ¿Cincuenta y la mitad son spam? Ya no das abasto en responder. En cambio, te preguntaste alguna vez ¿cómo sería volver a recibir una carta en tu buzón de correo?
Tuve la suerte de poder vivir el intercambio de cartas en la primaria. Debo confesar que la felicidad de ver una carta debajo de la puerta, y abrir y encontrar la letra manuscrita de un amigo es algo que no tiene comparación con recibir un e-mail. En las cartas sentís la sorpresa al recibirla, la textura del papel, la caligrafía de la persona y los kilómetros que viajó para llegar. Llámenme nostálgica.