1. Te comés las “s” en todo lo que decís.
Si todo el país dice “vamos”, a vos te gusta diferenciarte diciendo “vamo’ chico’”, “acá tamo’”, “sabé’ una cosa”, “qué queré’ hacer” y muchas otras más. Son la marca registrada implícita de tu lugar de origen. Eso sí, que a nadie se le ocurra señalar -y menos si vienen del conurbano bonaerense- que se ve a leguas que sos rosarino porque no pronunciás ninguna “s”. Eso puede generar la tercera guerra mundial en solo unos instantes.