10 señales de que el verano ya está en la Ciudad de México

Ciudad de México
by Rulo Luna Ramos 19 Jul 2017

Los veranos en la Ciudad de México distan mucho de los paisajes soleados y cielos azules con los que las redes sociales están inundadas en estos días. Nosotros también estamos inundados, pero por razones más pluviales. Estas son diez cosas típicas que pasan en la Ciudad de México cada que llega el verano… o cada que se sueltan las aguas, que es lo mismo.

 

1. El inesperado regreso del mosquito

Ciertos eventos traumáticos tienden a quedar en el olvido cuando no están presentes de forma recurrente. Es en estas fechas en las que recuerdas las noches pasadas, esas en las que te quejabas del calor, pero aún así podías dormir a pierna suelta y en calzones sin que nadie ni nada te zumbara en el oído. Hoy esa calma no es más que un recuerdo empañado por velas de citronela, espirales anti moscos y esos momentos en los que te levantas a mitad de la noche con la plena seguridad de que podrás acabar con el invasor de tu privacidad en menos de un minuto. Buena suerte.    

 

2. Te levantas y está lloviendo…

Y lo más probable es que te vayas a dormir y siga lloviendo. Mientras escribo estas líneas, ¿qué creen que está pasando afuera? ¡Está lloviendo! Los niveles de precipitación en la ciudad aumentan de forma brutal durante esta época. Siempre nos quejamos del clima, pero en estos días… nos quejamos más.

 

3. ¡Se acabó la contingencia!

El clima seco de abril y mayo nos traen cada año el paripé capitalino del Hoy No Circula y los programas de contingencia ambiental, pero la llegada de las lluvias viene con torta bajo el brazo. ¡Ahora todos pueden circular diario! Lo malo es que…   

 

4. ¡Hay más tráfico que nunca!

Se acabó la contingencia y todo el mundo circula diario. Pero la felicidad no aflora entre la gente como lo esperaríamos, y es que la mayoría está atrapada en el tráfico. El hecho de que las escuelas estén de vacaciones reparte la terrible hora pico de las mañanas durante todo el día y si a esto le sumamos las eventuales inundaciones del Periférico y el Viaducto, tenemos la receta para el desastre veraniego típico de la ciudad.

 

5. Otro de tus grandes enemigos vuelve por la venganza

¿Te acuerdas de ese bache en el que siempre caes? ¿Ese que te rompió un tapón y que habías olvidado desde hace un año? Pues regresó… en forma de reencarpetamiento deficiente. No te preocupes, después de dos semanas de caer en él todos los días lo volverás a tener bastante presente.

 

6. Aparece un nuevo vendedor ambulante

El señor de los plásticos “para evitar la lluvia”. Nótese que, a pesar de la influencia que este personaje presume tener con Tláloc y entidades afines, el dichoso plástico azul (que bien podría pasar por un disfraz de la canasta de los tacos) no evita que llueva ni que te mojes. ¿Qué querías por quince pesos?

 

7. Viajar en Metro se vuelve una aventura extrema

Entre las fabulosas cascadas que se forman en la mayoría de las estaciones subterráneas, el avance lento de los trenes que van por arriba, los ventiladores que te echan agua fría en la cabeza y el grado de humedad que se puede concentrar en andenes y vagones, entrar al Metro en verano es sólo para los valientes.

 

8. El atuendo típico chilango se mantiene

El suéter ligerito sigue siendo la mejor opción para salir de casa en las mañanas. Ya no hace frío, pero está lloviendo, por lo que la combinación de suéter ligerito y paraguas puede llevarte sano y salvo a través de los infortunios del día. A menos que la fuerza de la naturaleza en verdad se empecine contigo, como por ejemplo…  

 

9. Ese jocoso momento en el que se inunda tu calle

Típico que estás por salir de la oficina y se suelta la tromba. Ves tristemente por la ventana como la lluvia incesante da paso a una granizada fugaz, después más lluvia y, mientras volteas con resignación a ver tus zapatos recién boleados y tus calcetines calientitos, sabes que ya valió madre. Si no vives en una loma, seguro te ha tocado llegar a casa con la sorpresa de que el agua sobrepasa el nivel de la banqueta y hay que remangarse los pantalones y rifarse contra el agua puerca. Hay cosas de las que ni el suéter más ligerito ni el paraguas más cabrón te van a librar.   

 

10. Llegan las golondrinas

Dicen que una golondrina no hace verano, pero el montón que aparecen en la ciudad en esta época seguro que hace la diferencia. Además de las golondrinas, y a pesar de no ser primavera, los pájaros están más escandalosos que nunca, por lo que si tienes árbol de buen tamaño cerca de tu casa, es momento de presumir que despertaste con un coro de pajaritos.