1. Contar historias de miedo y fantásticas.
Nuestra cultura está cargada de mitos e historias fantásticas, en las que lo irreal y extraño se mezcla con lo cotidiano. Estas suelen tomar lugar entre fincas y sitios alejados a las ciudades… aunque también hay leyendas urbanas. El borracho al que le sale el sombrerón a la madrugada, el finquero que no cuida su cultivo y le llega el patetarro, la historia de la chica bonita que lava sus ropas en el río y la acecha el mohán… ¡Y qué decir cuando la linda chica termina siendo la patasola! No por nada uno de los más grandes exponentes del realismo mágico, Gabo, es colombiano.