Photo: Ekateryna Zubal/Shutterstock

11 Cosas que a todos los tijuanenses nos encanta odiar

Tijuana
by Claudia Luévano 12 Jan 2016

 

1. El estereotipo de «tierra sin ley».

Es común que mexicanos y extranjeros reaccionen de forma desfavorable cuando escuchan el nombre de nuestra querida ciudad. Lo primero que se les viene a la mente es un lugar de perdición donde la violencia y el narcotráfico están a la orden del día. La veracidad de “lo que se dice” de nuestra querida Tijuana es un cuestionamiento constante, el cual siempre respondemos con un rotundo NO. Es como preguntarles a los chilangos si en la Ciudad de México los asaltan todo el tiempo. ¿Verdad que no?

 

2. Nuestros famosos baches.

Una de las razones por la que a muchos gringos no les gusta venir a Tijuana es porque aquí sus carros se “tijuanean”, y por ende, se descomponen más rápido. Si tienes suerte, caerás en un pequeño agujero a media calle, pero si no es tu día…¡podrías acabar dentro de un cráter! Por suerte, nunca falta el buen vecino que pone conos anaranjados, un bote o una señal para evitar accidentes… sobre todo en época de lluvias cuando todo bache tiene el potencial de transformarse en laguna.

 

3. Obviamente… nuestras famosas lagunas.

Aunque en la ciudad no llueve mucho, con lo poco que llueve es suficiente para que aparezcan cuerpos de agua de la nada. Por ejemplo, la laguna de la Internacional o la Vía Rápida, donde tu carro debe convertirse en lancha y hasta navegar contra corriente para no hundirse en el intento. Y si vas en la UABC… cómo no odiar ese gran charco que se forma en el puente peatonal y por el cual has llegado a clases con los pies empapados más de una vez.

Y cuando de verdad nos azota un tormentón… Tijuana se convierte en todo un parque acuático, en el cual ya no tenemos que ir a El Vergel para deslizarnos por arroyos, túneles y cascadas. Toda la diversión llega a domicilio y sin costo alguno.

 

4. Que alguien se te meta cuando estás en la garita.

El simple hecho de estar en la fila que no avanza de la garita es suficiente para echar madres, pero cuando un individuo o carro se mete a tu línea, ¡te transformas por completo! Tal es la transformación, que te vuelves un agente del karma y si estás en la fila peatonal, delatas al infractor con los policías de enfrente para que lo saquen.  

 

5. La inspección secundaria.

Después de horas de fila, por fin llegas con el migra, que revisa tu pasaporte y te pregunte la clásica “¿qué trae de Tijuana?” Pero cuál es tu sorpresa cuando de la nada ¡te manda a segunda revisión! Prepárate para relatar cómo se conocieron tus abuelos, descubrir nombres de parientes que ni conoces y perder mínimo media hora más. ¡Y tú que ya estabas desesperado en la fila!

 

6. Tráfico aquí, tráfico allá… ¡trafical por todos lados!

Muchos dicen que Tijuana es una mini Ciudad de México donde el tráfico cada día es más pesado. No falta estar enfrascados en la Internacional porque un carro se quedó tirado, en la Vía Rápida por todos aquellos que van a la línea o bajan del Chaparral, o en el crucero de la 5 y 10, con todas sus calafias y taxis rojo con negro. Y ni hablar del congestionamiento que se hace en la Central Camionera ocasionado por todos aquellos trailers que van o vienen de Tecate, ¡un minuto ahí se siente como una eternidad!

 

7. La pésima planeación urbana.

Hasta hace poco, si ibas de Playas de Tijuana a Villa Fontana o Villas del Real tenías que tomar la Vía Rápida, salir en la Macroplaza, subir por el bulevar Casablanca y pasar por la Buenos Aires y El Pípila. Una hora de camino, tomar carretera y atravesar tres colonias, ¡no es una forma eficiente de trasladarse! En Tijuana, eso de que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos es un mito… o una burla.

 

8. Los cruceros “inteligentes”.

Los famosos cruceros que están por la Macroplaza, esos que en un momento indican un sentido y después otro y luego otra vez el mismo, esos que según se utilizan en las ciudades más desarrolladas de Europa. Muchos accidentes han ocurrido por la falta de claridad de sus “inteligentes” señalamientos.

 

9. El Arco del Milenio.

A la mayoría de los tijuanenses no se nos hace curada ni la estructura, ni mucho menos el gran endeudamiento que dejó su construcción. El arco de la Revu no tiene el menor chiste y ahora resulta que es un ícono de nuestra ciudad, o por lo menos eso piensan todos los que vienen de visita. ¡Por favor!

 

10. Cuando cierran Las Tijeras.

Nos gusta ser la frontera más visitada del mundo y que se lleven a cabo distintos festivales en la ciudad, pero cuando esto implica cerrar vialidades como Las Tijeras… ¡Eso sí que no! Cuando un camino que debería tomar pocos minutos se vuelve una misión imposible, alguien va a perder la compostura.

 

11. ¡Manu Chao!

Piensa en una ciudad que rime con marihuana… pero que no sea Tijuana. ¿No se te ocurre nada? Pues gracias a Manu Chao, tampoco al resto del mundo. Esta canción puso a Tijuana en el mapa como la meca de los excesos y los tijuanenses siempre somos cuestionados sobre la veracidad de dicha melodía. Bueno, por lo menos hay pocas personas en el mundo que jamás han oído hablar de nuestra pintoresca ciudad. Welcome to Tijuana!  

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