Para ser original, natural, oriundo, nativo, patrio… en definitiva, autóctono de un lugar debes demostrar que ciertas cosas sólo se dan ahí y que nadie más (casi nadie, más bien diría yo) de fuera las conoce. Es casi como el santo y seña que identifica a algunas personas como autorizadas para entrar en ciertos lugares. Si conoces, usas o recuerdas todas estas manifestaciones podrás decir bien alto y claro que creciste en Almería.
1. No aguantas temperaturas inferiores a los 19º
Acostumbrados a la sequía, a la falta de lluvia, al verano de seis meses y al invierno de dos, a la media anual de 19º y a ser una de las ciudades de Europa con más horas de sol, cuando la temperatura baja de los 19º, consideras que los estragos del frío están haciendo mella en tu bienestar físico y mental y que si en pocos días no suben las temperaturas, esta broma que te está gastando el tiempo y que no tiene nada de gracia, ya está pasando de castaño oscuro.
2. No aguantas más de dos o tres días seguidos de lluvia
Y si por debajo de los 19º te parecía algo ya fuera de lo común, cuando llueve en Almería más de dos o tres días seguidos, haciendo que los almerienses acaben por completo con las reservas de harina de sémola de la ciudad, ya lo que parecía algo divertido y bueno para el campo y para la tierra se convierte en algo sospechoso producto de un cataclismo climático o algo por el estilo.
3. Te enorgullece que te llamen legañoso
Ser un legañoso viene de que antiguamente en Almería se trabajaba mucho con el esparto (fabricando todo tipo de utensilios: cuerdas, alfombras, sillas, alforjas, etc) y éste producía muchísimas legañas en los ojos. En realidad, que te llamaran legañoso tenía una connotación despectiva, pues el legañoso, a parte de tener ese mal en los ojos, generalmente era de clase media-baja y trabajaba y vivía en el campo. De toda la vida te lo han dicho, pero, reconócelo, para ti es un orgullo eso de que te llamen con este apodo ¿a que sí? #YoSoyLegañoso.
4. Te sorprenden los que dicen derramado en lugar de lapachero
También los que dicen sucio en lugar de empercudío, muy limpio en lugar de niquelao, lleno en lugar de petao, zapatillas en lugar de tenni, arisca en lugar de rabúa, cochecito de bebé en lugar de carricoche, o hacendoso en lugar de ardiloso.
5. Has probado el “americano” del Quiosco Amalia
No puedes decir que eres de Almería y no haber probado el americano del Amalia.
6. La fábrica de la Térmica, la Rambla al descubierto con coches aparcados en su interior, el edificio de Trino, el edifico de “Los Viejos” en el Zapillo, el antiguo hotel de Retamar a lo lejos…forman parte de tu infancia
Construcciones que ya sólo pertenecen a tus recuerdos del pasado y que cuando las ves en alguna foto de tu infancia te inunda una sensación de melancolía y pesar propias de a quien le gustaría volver por unos momentos a andurrear por esos lugares tan míticos como característicos de Almería.
7. Alguna vez has pescado con tu padre en el “espigón de los gatos” o en el faro del puerto
Con tu padre, con tu abuelo, con tu tío o con tu primo. Estoy segura de que has pasado largas tardes de verano acompañándolos o pescando mientras la playa del Zapillo se abarrotaba de sombrillas y de gente bañándose en la orilla. ¡Qué pena que el faro ya no tenga acceso libre!
8. Te encantaba ver el tren cargado de mineral que venía desde las minas de Alquife
Esos vagones-tolvas cargados de grava y mineral de hierro procedentes de las minas de Alquife, en Granada, que antiguamente descargaban en el Cable Inglés, son parte también de tus recuerdos de la infancia hasta mediados de la década de los 90, cuando dejaron de funcionar (me estoy dando cuenta de que soy muy mayor). Incluyo también el desaparecido y famoso Toblerone (silo para el mineral con gran parecido a un gigantesco Toblerone de chocolate suizo), que fue derribado para darle paso a un parque y nuevas construcciones.
9. Tienes una relación de amor-odio con el del camión del tapicero y con el “afilaor”
“¡Atención! ¡Atención! Ha llegado a su localidad el camión del tapicero. Tapizamos todo tipo de muebles: sillas, tresillos, sofás, módulos, descalzadoras… y nuestra gran especialidad en discotecas. Salga y pregunte precios y presupuestos sin compromiso”. Y erre que erre. Cómo odiabas al del camión del tapicero. Pero eso sí, sin este los días y las siestas no sabían igual. Esta misma relación la tenías con el “afilaor”, reconócelo.
10. Estás obsesionado con comprar churros los domingos
Los desayunos de los domingos almerienses si no son con churros ya puedes estar dando por perdido todo el día. La fiel tradición es comprar una ruea como poco para la novia/mujer, para los niños, para la abuela o para la resaca de la noche anterior. Los venden en muchos sitios, pero de cierto renombre son los del mercadillo del Alquian.
11. Alguna vez te has parado en “El cañillo”, fuente de historias y romances
El cañillo actual se encuentra a pocos metros de la escultura de homenaje a Nicolás Salmerón, en la Puerta Purchena, en el centro de Almería, pero esta no ha sido siempre su ubicación. Instalado aquí a comienzos del siglo XIX, esta legendaria fuente de agua con más de doscientos años de vida guarda numerosas historias de muchos almerienses que la utilizaban no sólo para beber, sino como punto de encuentro.