1. Somos muy campechanos
No es que queramos imitar al rey emérito Juan Carlos I. Ser almeriense es que te corra por las venas la campechanía. Nuestra amistad siempre es de lo más natural y sencilla, nada ceremoniosa, y te abre las puertas de nuestra casa con total confianza y generosidad.
2. Puede que las tertulias de la sobremesa nos las tomemos demasiado en serio
Y es que los almerienses somos muy dados a quedar para comer con los amigos o la familia, después tomarnos el café, para seguidamente tomarnos la primera copa de la media tarde con la que casi seguro acabamos pidiendo un par más para hacer tiempo hasta la hora de la cena.