12 excelentes razones para quedarte un par de días más en la Ciudad de Puebla

2. PARQUE IZTA-POPO

Elévate, ven a las alturas, toca el cielo y siéntelo más azul que nunca. Aire puro, agua fría del deshielo y el inigualable espectáculo de las fumarolas del Popocatépetl, uno de nuestros volcanes activos, el segundo más alto del país, y las femeninas formas de la Mujer Dormida, desde la que puedes ver hasta 6 estados de la República, del Nevado de Toluca hasta el Pico de Orizaba.

3. TONANTZINTLA y ACATEPEC.

Entre las expresiones más elocuentes y hermosas del barroco mexicano y, más específicamente, del barroco poblano, se encuentran estas dos iglesias que, a menos de media hora del centro de Puebla. Junto a la Capilla del Rosario de la Ciudad de Puebla, te van a ofrecer el mejor trío de barroco que te puedas imaginar ¡Sincretismo puro y explosión de color y de arte poblano! A cinco minutos una de otra, vale bien la pena visitar las dos.

4. HUAQUECHULA

A una hora de la ciudad de Puebla se encuentra este pequeño poblado, en el que te maravillarás con el ex convento franciscano del siglo XVI, erigido con la ayuda de los indígenas. No querrás perderte por nada del mundo la riqueza de cultura y tradición que se vive en Día de Muertos en Huaquechula.

5. TOCHIMILCO

Adéntrate en el conocimiento y convivencia de un pequeño poblado con marcada ascendencia indígena, en el que es común escuchar hablar la lengua náhuatl. Conoce y visita el ex convento de Nuestra Señora de la Asunción y, por favor, no dejes de admirar el más puro espíritu de la celebración Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: el Día de Muertos, que se celebra el 1 y 2 de noviembre.

6. ATLIXCO

Ciudad de la eterna primavera, también conocida como la ciudad de las flores. Muchos son los motivos para venir, además de la cercanía de Puebla: el Huey Atlixcáyotl, con sus danzas tradicionales, sus tapetes de flores en Día de Muertos, sus balnearios, los exconventos de El Carmen o San Francisco, o, simplemente, la vista de los volcanes desde el zócalo de la ciudad.

7. HUEJOTZINGO

El ex convento franciscano de San Miguel Arcángel fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Esta a poco más de 20 kilómetros de la ciudad de Puebla y te recomiendo probar sus sidras y asistir al ya famoso Carnaval, previo a Semana Santa, con sus tradicionales huehues y sus batallas con mosquetones.

8. TECALI

Ya sea que quieres visitar las asombrosas ruinas de su templo franciscano del siglo XVI, o bien conocer algo de su tan sonada artesanía de ónix, cuyos talleres y tiendas pueblan sus calles, Tecali te recibe alegre y jovial, tras un recorrido de sólo media hora.

9. NANACAMILPA

Entre julio y agosto, el vecino estado de Tlaxcala te invita a presenciar un auténtico milagro de la naturaleza, el Santuario de las Luciérnagas. Ven y admira cómo pulsa el bosque al ritmo de estos hermosos insectos que iluminan al unísono y que te demuestran la importancia de amar y respetar la naturaleza.

10. CACAXTLA

Este espectacular sitio arqueológico, cuya historia se remonta aproximadamente al año 700 de nuestra era, cuenta con Museo de Sitio, una tienda y un restaurante. No podrás olvidar la riqueza artística de sus murales, únicos en su tipo, en el Gran Basamento, así como en los Templo Rojo, de Venus y de la Batalla, y en el Pórtico A. Abierto todos los días de 9 a 6.

11. AFRICAM SAFARI

Puebla bien vale una ida al Africam Safari. El Zoológico abierto más grande de América Latina ofrece al visitante la posibilidad de ver de cerca a los animales, mientras circulas, como en un safari, en tu propio auto. Sin duda, los pequeños de casa agradecerán esta visita y hasta gozarán de la tirolesa y demás atracciones y espectáculos de Africam.

12. SAN ANDRÉS CALPAN

En este mes de julio, y especialmente en agosto, no debes perderte la tradicional fiesta del Chile en Nogada de Calpan, Patrimonio Cultural de la Humanidad y lugar de origen de la base de este platillo emblemático de la gastronomía nacional. Si no te basta este manjar, no debes perderte el ex Convento de San Andrés, joya arquitectónica de la época virreinal y, en especial, sus capillas posas, que valen la visita por sí solas.