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12 hábitos ingleses que perdí al mudarme a México

England Estado de México
by Susannah Rigg 10 Mar 2015

Usar cuchillo.

Al poner la mesa en Inglaterra, siempre pones tenedor y cuchillo. En México es muy común que solo te den un tenedor para comer. Tardé en acostumbrarme, pero ahora el olvidado cuchillo raramente llega a mi mesa.

Dar la mano.

En Inglaterra normalmente le das la mano a alguien cuando te lo presentan por primera vez, o a veces sólo nos saludamos sin ningún contacto físico. Sin embargo, en México, las mujeres normalmente saludan con un beso. Ya me acostumbré tanto a saludar así que en un reciente viaje a Inglaterra confundí a mucha gente nueva que conocía intentando saludar con un beso, sabiendo que con una sonrisa siempre es suficiente. Fueron más de dos las situaciones chistosas que tuve con eso del beso en el cachete.

Quedarse callada en el transporte público.

Hacer contacto visual en el transporte público en Inglaterra es casi imperdonable y el conversar con la persona de al lado puede ser visto con sospecha y hasta con pánico. En México, muchas veces saludas a todos los pasajeros cuando te subes al camión. No es algo fuera de lo común comenzar a charlar y a compartir historias íntimas o filosofías de vida con la persona sentada junto a ti. Antes de llegar a tu parada final, te despides con un beso de tu nueva mejor amiga.

Cocinar con horno.

Muchos platillos ingleses requieren de un horno para poder ver la luz del día. Ya sea un roast dinner, shepherds pie o apple crumble, a los ingleses nos encanta usar el horno para cocinar. En la mayoría de las casas mexicanas, descubrirás que el horno se usa como alacena, principalmente para ollas y sartenes. En algunos casos, lo que pareciera ser el horno debajo de la estufa ni siquiera tiene funcionalidad de horno y está hecho específicamente para guardar cosas como parte de su diseño. Cocinar sin horno fue un hábito muy difícil de romper, pero con el tiempo he aprendido a usar más el sartén y comal, olvidándome así del horno. Eso sí, lo que no daría por un roast dinner en este momento.

Creer que no me van a atropellar.

Yo crecí con la seguridad de que en el momento en el que pones un pie en la calle, todos los coches van a parar para que puedas pasar. Esta tranquilidad con la que cruzaba la calle en Inglaterra es algo que perdí inmediatamente al llegar a México. Nunca creas que un coche se va a parar para que pases. Aquí el coche es el rey y el peatón se tiene que hacer a un lado… ¡muy rápido!

Tomar agua de la llave.

En Londres, el agua de la llave quizá no sepa muy rica, pero por lo menos no te va a ocasionar tener que sentarte en el excusado durante horas con un agudo caso de la venganza de Moctezuma. En México, ni la gente de aquí toma agua de la llave. Lo que hacen es comprar garrafones gigantes de 15 litros. Al principio me costó trabajo acostumbrarme y varias veces llegué a tomar agua de la llave, quizá porque se me hacía raro comprar agua de esa manera. Ahora, todo lo contrario, cuando voy a Inglaterra, si tomo agua de la llave siento que estoy haciendo algo que no debo hacer.

Llegar a tiempo o 15 minutos antes.

A los ingleses nos gusta mucho ser puntuales. Para nosotros, la puntualidad es una muestra de respeto hacia la persona que vas a ver. Por ejemplo, si tienes una junta de negocios, es bueno llegar un poco antes para demostrar que eres confiable. Este es un hábito que definitivamente he perdido en México. Llegar antes del tiempo acordado es algo que nadie hace y llegar a tiempo es bastante inusual. Aunque al principio se me dificultó mucho el tema de la puntualidad aquí, tengo que admitir que me gusta un poco esta idea de no tomárselo tan en serio. Ya no me pongo nerviosa cuando voy a llegar tarde, simplemente me relajo sabiendo que llegaré cuando llegue y que eso, está bien.

Buscar el sol.

Antes cualquier rayito de sol, por muy pequeño que fuera, era la fuente de vida a la que me aferraba. Cada verano me desesperaba para poder broncear (quemar en realidad) mi piel inglesa privada de sol. Al poco tiempo de vivir en México, me había convertido ya en una persona que evita el sol. Ahora camino por la vereda de la sombra, como todos los mexicanos y, al mediodía, me refugio dentro de mi frío y oscuro departamento.

Poner mis compras del super en la bolsa y llenar mi tanque de gasolina.

Estas dos cosas que nosotros los ingleses estamos tan acostumbrados a hacer solitos, en México hay quienes las hacen por ti. Siempre hay alguien esperándote en la caja registradora para colocar tus cosas en las bolsas y, cuando vas a la gasolinería, siempre hay alguien listo para llenar tu tanque sin que te tengas que bajar del coche. Además, si quieres, también pueden checar tus niveles de aceite, aire, agua y hasta limpiarte el parabrisas.

Comprar todo en línea.

En el Reino Unido me encantaba comprar todo por Internet. Me gustaba mucho lo cómodo que es buscar un libro no muy conocido o algún ingrediente poco común para cocinar y siempre poder encontrar casi todo y que, además, que me lo entregaran en la puerta de mi casa. Desafortunadamente, el servicio de correos mexicano no es tan confiable y por eso, comprar en línea aquí todavía no es tan común. Además, cuando compro cosas por internet de otro país, tengo que pagar muchos impuestos. Eso si es que llega lo que ordené…

Tomar vino.

En Inglaterra el vino era mi bebida preferida, principalmente porque era la opción más barata siempre que salía con mis amigos. Tomar licor o cócteles en Inglaterra siempre ha sido muy caro y la cerveza no me gustaba. Pero cuando llegué a México, descubrí que aunque aquí se produce vino muy rico, tomar vino no es tan popular y, además, es caro. Hoy en día me puedes ver con una chela bien fría en mano o disfrutando de un delicioso mezcalito.

Responder a RSVPs.

En Inglaterra, cuando recibes una invitación a una fiesta, una boda, hasta para la inauguración de una galería de arte, confirmas si vas a ir o no lo más pronto posible. Es una cortesía que le ayuda al organizador del evento saber cuánta gente va a ir. En México, sin embargo, la gente casi nunca confirma su asistencia y es muy difícil saber cuánta gente asistirá a tu evento. A mí me ha gustado la opción de no tener que mandar mi RSVP a los eventos porque así puedo dejar mis opciones abiertas y decidir lo que quiero hacer hasta el último momento… ¡lo malo es cuando yo organizo algún evento!