Llega un momento en el que nos cansamos de decir y leer y escribir y escuchar wanderlust. ¿Es una palabra bonita y perfecta para describir lo que sentimos muchos cuando estamos mucho tiempo en casa? Sin duda. ¿Ha sido usada hasta la extenuación y no deja de ser un poco lo-típico-que-dicen-esas-personas-que-se-creen-únicas-y-especiales-por-viajar-y-nos-caen-un-poco-mal (a veces nosotros mismos, que no falte la autocrítica)? También. Y aunque no hay nada malo en el hecho de que sea una palabra extranjera, a veces esta fascinación por lo foráneo —algo que compartimos todos los amantes de los viajes— hace que olvidemos zambullirnos en nuestro propio diccionario, lleno también de tesoros.
Y no, no tenemos ninguna palabra que sea un equivalente directo de wanderlust, pero sí muchas que deberíamos empezar a usar cuando hablamos de nuestros viajes.