1. Te obligará a hablar del tiempo.
Y hablar del tiempo con un gallego, descubrirás, no es ninguna tontería ni conversación banal. Requiere invertir tiempo en investigación -ningún gallego te mirará con respeto si descubre que basas tus expectativas meteorológicas en una única fuente -, rescatar de tu memoria cómo han sido los veranos e inviernos de los últimos años, compararlos con los de tu infancia, y ser capaz de mirar al cielo y decirle a tu invitado qué tiempo va a hacer mañana.