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13 comidas (y bebidas) que tienes que probar en Galicia

Galicia
by Ana Bulnes 12 May 2015

1. Pulpo á feira

El pulpo se puede preparar de muchas formas, pero posiblemente nunca quede tan perfecto como cuando se prepara “á feira”. Sigue, además, el proceso clásico en el que se basa la gastronomía gallega: cocer (¡con laurel!) y echar aceite y pimentón. La degustación requiere un plato de madera, palillos para coger cada rodajita de pulpo y mucho pan para mojar en aceite.

2. Empanada (de chocos, de zamburiñas, de bacalao con pasas, de pulpo, de atún, …)

Los gallegos siempre nos indignamos un poco cuando salimos de Galicia y vemos que por ahí por el mundo se llama empanada a lo que son claramente empanadillas. La empanada gallega es siempre grande (las más pequeñas tienen el tamaño de un plato) y dentro se puede meter de todo, siempre bien sofrito, con su aceite, cebolla y pimientos. Y, por supuesto, si a la masa le echas pimentón todo es mejor.

3. Caldo gallego

¿Hay algo que reconforte tanto el cuerpo en un día de frío y lluvia? El caldo gallego hace que entres en calor de forma casi instantánea, además de provocar una especie de felicidad infinita. Si te lo sirven en una cunca, además, puedes rodearla con las manos y notar cómo tus deditos van recobrando la vida. Su composición depende básicamente de lo que haya a mano, pero los básicos son grelos (o cualquier berza), patatas y unto de cerdo. A partir de ahí, se pueden añadir desde habas hasta chorizo.

4. Lacón con grelos

Otro clásico invernal basado un poco en los mismos ingredientes y en la infalible fórmula de la gastronomía gallega (¡cuece y añade pimentón!). El pimentón aquí no es estrictamente necesario, en realidad, pero ¿por qué dejarlo de lado si todo mejora cuando lo echas? Los grelos son los brotes del nabo, y probablemente sean nuestra verdura preferida.

5. Licor café

Hablar de gastronomía gallega sin mencionar ninguna bebida alcohólica sería dar una información incompleta, como olvidar la tortilla al hablar de lo que se come en España. ¿Y cómo no mencionar elixires como el licor café, dulce y espeso, que se desliza por tu garganta haciendo que quieras enseguida quitarte la chaqueta? ¿Cómo no hablar de lo fantástico que es poder tomar un chupito de cafeína en noches que quieres que sean largas? La parte de la mañana siguiente y tu cabeza a punto de estallar quizá sea mejor obviarla. Como todo en el ecosistema alcohólico gallego, si es “da casa”, mucho mejor.

6. Filloas

Los franceses tendrán sus crèpes, pero los gallegos tenemos filloas y somos tan abiertos que podemos hacerlas de leche o de sangre, porque ¿hay tanta diferencia? Las tomamos de postre bien dulces con azúcar o para acompañar el cocido y para prepararlas es imprescindible tener dedos ignífugos que puedas meter en la sartén para darles la vuelta sin quemarte. Pon una filloa en tu vida y todo irá mejor.

7. Churrasco

Es verano, ha salido el sol… ¡día perfecto para hacer un churrasco! Unas cuantas costilletas de cerdo, chorizo, el adobo perfecto, las brasas, unas cervezas y… ¡a comer! Parte del placer está en chuparse los dedos de vez en cuando, así que ni se te ocurra pedir cubiertos para comer las costillas.

8. ¡Mariscada!

Mejillones, gambas, almejas, navajas, percebes, langostinos, chipirones… ¡ser tierra de pescadores tiene que servir para algo! Puedes tomar todo esto a modo de tapas cualquier día o, para una mariscada de esas con mayúsculas, una de esas que te hace creer que entiendes cómo eran los banquetes de los romanos, vete a una boda gallega, de esas grandes y tradicionales. Ni los romanos podrían con tanta comida.

9. Tarta de Santiago

Sencilla y perfecta, la tarta de Santiago puedes probarla gratis si vas a Compostela y te paseas delante de las tiendas de souvenirs y dulces de la zona vieja: ¡te atacarán con trocitos de tarta para que la pruebes y la compres! (a no ser que parezcas estudiante, intenta evitar ese look). Huevo, almendra y azúcar y, por supuesto, el imprescindible dibujo de la cruz de Santiago para dejar clara la procedencia del manjar.

10. Pementos de Padrón

Ya sabes cómo va esto, ¿no? Los pimientos de Padrón son pequeñitos y se toman fritos con mucho aceite en el plato (¡para mojar el pan!) y sal gorda por encima. Y son el equivalente gallego a la ruleta rusa: unos pican, y otros no. Por supuesto, solo lo sabrás cuando ya lo tengas en la boca, aunque no te confíes si al principio no pica… algunos pimientos tienen un efecto algo retardado.

11. Nuestros vinos

¿Acompañar todas estas delicias con un aburrido vaso de agua? ¡Claro que no! En Galicia somos expertos en vinos y tenemos cinco denominaciones de origen. Pide un ribeiro, un albariño, un godello, un mencía… ¡no te vayas sin probarlos todos! (y recuerda pedir el “viño da casa”). Si te lo sirven en cunca, fíjate en los autóctonos para cogerla bien y no como un extranjero.

12. Merluza a la gallega

Aquí introducimos otro de los básicos de la cocina gallega: la ajada, lo que se consigue cuando fríes unos ajos en la sartén y luego mezclas ese aceite con… ¡pimentón! ¿La merluza? La merluza la has cocido con patatas, cebolla y laurel y la has puesto en el plato. Parece triste hasta que añades la ajada y todo cambia de color.

13. Queimada

¿Una bebida alcohólica que necesita un ritual? ¿Un brebaje que no funciona si no se recita un conjuro mientras se prepara? ¿Una mezcla de aguardiente, azúcar, cítrico y granos de café a la que se prende fuego y que espanta a las meigas? Es algo que tienes que probar una vez en la vida. Si a la mañana siguiente sigues vivo, puedes probarlo más veces.

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