En Cuba: no lo tienes, te quejas, pero todo se resuelve y la vida sigue igual.
En el extranjero: no lo tienes, te quejas, no se resuelve y la vida se te paraliza.
En Cuba: la vives, la padeces, la gozas.
En el extranjero: siempre la pregunta, ¿cómo está Fidel?
En Cuba: varios meses de ahorrar para comprarlos y con ellos vas a todas las celebraciones.
En el extranjero: sólo los compras para hacer deportes.
En Cuba: un alimento hecho de maíz tierno que si no quieres hacerlo tú misma, puedes comprárselo al tamalero de tu barrio.
En el extranjero: Olvídate, nunca más lo verás y si te lo encuentras, es hecho con maíz de lata.
En Cuba: El yuma o Miami.
En el extranjero: América.
En Cuba: la música nuestra de cada día, aunque no tengas intención de oírla, vas a sentir su omnipresencia.
En el extranjero: la única música que con mucha suerte escucharás cuando alguien intenta poner música cubana.
En Cuba: el casino, la rueda, la fiesta.
En el extranjero: el estilo newyorkriqueño que, aunque más vistoso, es demasiado entrenado y menos espontáneo.
En Cuba: el pan nuestro de cada día.
En el extranjero: la comida que cocinas cuando quieres mostrarle a alguien la deliciosa comida cubana.
En Cuba: la excusa perfecta para no salir de casa. No hay trabajo, ni escuela, ni citas.
En el extranjero: Ponte las botas de goma, toma el paraguas y dale pal trabajo.
En Cuba: música que prácticamente no escuchas.
En el extranjero: un disparador de tu nostalgia y que te da muchas ganas de estar en la Isla.
En Cuba: infinito, incalculable, impredecible…
En el extranjero: Limitado. No te alcanza. Un verdugo. Tremenda corredera para no llegar tarde a las citas.
En Cuba: yo, tú, él, ella, nosotros.
En el extranjero: Él, adúltero, bailador y gozador. Ella, puta. Lamentablemente…
En Cuba: ni te das cuenta que hay días sin sol.
En el extranjero: sobre todo en Europa, te das cuenta que hay días con sol…