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13 señales de que creciste celebrando la Navidad en México

México
by Rulo Luna Ramos 23 Dec 2015

1. Alguna vez dejaste tu zapato bajo el árbol

¿De qué otra forma se iban a enterar los Reyes Magos que debían dejar ahí tus regalos? Ellos tienen poderes fenomenales que les permiten viajar por todo el mundo en una noche y saber los pormenores de la conducta de toda la humanidad, pero tienen que corroborar tu presencia en casa con un zapato… ¡obviamente!

 

2. Nunca has sabido bien qué onda con las colaciones

A nadie le gustan y sabes que las que salen a relucir en las mesas navideñas de tu familia son exactamente las mismas que estaban ahí hace un año… y hace dos. ¿Quién las compra?, ¿por qué las compra?, ¿quién las hace?, ¿alguna vez caducan?… todas estas preguntas han torturado la mente de varias generaciones de mexicanos.

 

3. Has participado en una pastorela

Y si tus capacidades histriónicas eran las adecuadas, seguro interpretaste a José, a María o al mismísimo Lucifer. De lo contrario, seguro fuiste un borrego o uno de esos pastores que sólo hablaban en coro.

 

4. Amas u odias los romeritos

La combinación de mole, camarones, papas y hierbas es una de esas cosas que no te pueden dar lo mismo. Hay quienes esperan la navidad con ansias por el simple reencuentro con el romerito, mientras que otros la odiamos un poquito por motivos similares.

 

5. Te has comprometido con el Lupe Reyes en alguna ocasión… y tu hígado lo sabe

Hay culturas en las que la gente que toma cantidades considerables de alcohol durante casi un mes recibe el mote de alcohólico, pero esos prejuicios no te van a impedir intentar cumplir con el Lupe Reyes una vez más. Las reglas sobre el consumo mínimo por día pueden variar, pero las ganas de fiestear hasta las últimas consecuencias permanecen.    

 

6. Conoces el lado amargo de las piñatas

Los extranjeros ven las piñatas como un ícono de México, fiesta y diversión. El problema es cuando ese ícono se convierte en una entidad tangible y hay un palo y ojos vendados de por medio. ¿Saben cuántos niños madreados hay cada año como consecuencia de las piñatas decembrinas? Yo tampoco, pero la piñata es un accidente esperando ocurrir desde que se cuelga hasta que se rompe. Bien lo dice la canción popular… «la piñata tiene caca».

 

7. Has ido a una de esas posadas que sí son posadas

Típico, te invitan a una posada y tú inmediatamente lo traduces como fiesta, baile, chupe… bacanal pues. Sin embargo, todos pasamos por esa ocasión en la que llegas prendidísimo y destapando las caguamas con el encendedor, nada más para encontrarte con la tía de tus amigos repartiendo las hojitas con los cantos y la velita oficial de adoración. Ni modo, te lo dijeron bien clarito: POSADA.    

 

8. Alguien de tu familia tiene la fortuna de poseer la receta de bacalao más chingona de todo el planeta Tierra…

Que aparentemente ha compartido a diestra y siniestra, porque casi todas las familias mexicanas presumen de contar con dicho personaje. ¿Qué se le va a hacer? Estamos en la era de la comunicación.

 

9. Te han aplicado el “inocente palomita”…

Y sabes cómo arde caer ante una broma tan popular, sobre todo cuando caes con una suma respetable de dinero.

 

10. Creciste entre montañas de heno y musgo

Sí, esas típicas plantas que las abuelitas utilizaban para montar sus nacimientos old school e imitar a la perfección los bosques tropicales típicos de Belén y sus alrededores.

 

11. Y hablando de nacimientos old school

Seguro alguien de tu familia montaba uno de esos nacimientos monumentales, donde la relevancia histórica se hacía pedazos ante la magnificencia de la instalación. Entre las figuritas de este nacimiento se podían observar guajolotes, nopales brindando sombra al pesebre e incluso el eventual dinosaurio que emigró de una maqueta de la era mesozoica.    

 

12. Has visto la película de Santa Claus con José Elías Moreno

Esa donde Santa pelea contra el diablo y es asistido por el mago Merlín desde su base en la luna. Si no has visto esta joya del surrealismo involuntario, ¡búscala ahora mismo!

 

13. Has escondido el muñequito… o te has hecho güey con los tamales

No es por ser mala onda, pero hay años en los que el monito tiene una obsesión contigo y te sale en la rosca de la familia, en la de tu familia política, en la de tus amigos, en la de la oficina… Además, con esas roscas que traen un muñequito por cada higo, se hace cada vez más difícil delegar responsabilidades de forma adecuada.

 

¡Que tengan una muy feliz Navidad!