1. Que haya que pagar por ir al baño.
¿De verdad? Llegas al borde del colapso al baño de la estación y te encuentras con un torno, con que no tienes cambio y con que la máquina de cambio que hay al lado está fuera de servicio. Y, cuando por fin consigues entrar, ¡el baño ni siquiera está tan limpio! Si fuésemos más valientes protestaríamos haciendo nuestras necesidades en la puerta.