1. Hablar de placas tectónicas con cariño y orgullo.
¡Ay, esa chimenea! ¡Ay, ese estrato de lava solidificada! ¡Ay qué maravilla de depósitos piroclásticos! Nuestra orografía ha sido marcada por explosiones volcánicas y choques de placas continentales, todo bien dramático y misterioso.
2. Practicar deportes de agua.
Para qué negarlo, se nos da el tema marítimo. El surfero canario es una especie única y digna de contemplar, preferiblemente al atardecer, con una cervecita fría y un bocata de calamares. La vela, el windsurf y la natación sincronizada son hábitat natural para muchos canarios. (También hemos mandado grandes deportistas a jugar en la NBA y en la Premier League inglesa, así que los deportes de tierra tampoco se nos dan mal).