1. Disponer de cashback.
En Inglaterra, cuando pagas con tarjeta en un establecimiento, el amable dependiente siempre te preguntará si deseas cashback (efectivo) de tu cuenta. Esto implica que no tendrás que perder tiempo haciendo paradas en el cajero y siempre tendrás billetes a punto en la cartera.
2. Comprar en la sección de productos a punto de caducar.
Es genial eso de ver toda una estantería llena de artículos que caducarán al día siguiente o a los dos días y, por supuesto, con descuentos que ni en las rebajas se consiguen.