Crédito de la foto: Jan
1. Esconder las chelas al ver a un poli.
Las primeras veces escondí mi cerveza, pero aquí, portar una cerveza alemana por las calles es prácticamente motivo de orgullo. Ahora cuando veo un poli, en vez de preocuparme, mejor digo «Prost!»
2. Tomarse una rica michelada con Clamato.
Me he resignado a probar cervezas sin ponerle ningún ingrediente «extraño». Aquí son muy puristas de la cerveza y no aceptan fácilmente nuestras extravagancias.