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14 defectos mexicanos que el resto del mundo quisiera tener

México
by Kiev M. 7 Jun 2018

1. Somos muy apapachadores

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La mayoría de las familias mexicanas son apapachadoras por naturaleza y esto a veces evita que salgas de tu zona de confort y te independices del todo. Por otro lado, cuando necesitas ayuda o estás en problemas, la solidaridad y el apoyo de tu familia siempre estarán ahí para ayudarte a salir adelante.

 

2. Damos de más

Los mexicanos somos generosos en exceso y eso hace que algunos vivales se aprovechen de ello. Sin embargo, nuestra generosidad es una clara muestra de que, a pesar de las decepciones de la vida, insistimos en seguir con el corazón abierto.

 

3. Nos tomamos las cosas con calma

México es el país en el que todos los asuntos por resolver son susceptibles a posponerse si la urgencia no es inminente. Si esto es algo bueno o malo, es un objeto de debate, pero es un claro indicio de que muchos mexicanos son inmunes al estrés que agobia a la gente en otros países.

 

4. Somos demasiado optimistas

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José Saramago, escritor portugués y Premio Nobel, decía que prefería ser un buen pesimista porque los optimistas se conforman con lo que hay.

Algunas encuestas han revelado que México es el país más optimista del mundo y aunque esto sorprende hasta a los propios mexicanos por la enorme cantidad de problemas que tenemos, lo cierto es que frente a la desgracia y la crisis, siempre intentamos buscar algo de esperanza para seguir caminando.

 

5. Somos amables en extremo

Solemos ser amables hasta cuando algo no nos parece y procuramos mantener la cordura para no explotar en las situaciones más difíciles. Algo que sin duda podría interpretarse como falta de carácter. Si embargo, si algo fascina a los extranjeros que visitan México es el trato cordial y la amabilidad innata de los mexicanos, algo que muchos de ellos quisieran tener en sus países.

 

6. Nos excedemos en la fiesta

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Octavio Paz decía que el mexicano se refugia en la fiesta para escapar de su soledad. Quizá por eso nuestras fiestas parecen interminables. Algunas se prolongan hasta el amanecer y en casos más extremos, pueden durar días.

Por otra parte, una fiesta mexicana suele ser un espacio donde los extraños terminan siendo amigos por el simple hecho de brindar juntos, donde se liman asperezas bailando, donde se dicen netas y donde se canta para ahuyentar la tristeza.

 

7. Solucionamos las cosas con ingenio

Somos expertos en resolver las cosas en el último momento. Estudiamos quince minutos antes del examen, entregamos reportes en el límite del tiempo y pagamos el teléfono diez minutos antes de que nos corten la línea. Quizás vivir al límite de las responsabilidades nos ha permitido desarrollar nuestro ingenio de las maneras más insospechadas. La improvisación para salir del apuro es una gran habilidad y algo que otras culturas envidian. Si lo utilizáramos de mejor manera, otro gallo nos cantaría, ¿no creen?

 

8. Somos sobreprotectores

Los padres mexicanos suelen ser sobreprotectores, algo que va de la mano con ser apapachadores. Esto a veces inhibe el esfuerzo de los hijos para salir adelante por sus propios medios y abandonar el nido. Por otra parte, los fuertes lazos que unen a las familias mexicanas frente a la adversidad no podrían entenderse sin ese cariño desmedido de padres a hijos.

 

9. Somos muy comelones

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Nuestra alimentación puede no ser la más equilibrada y balanceada del mundo debido a nuestra glotonería. Pero esa misma característica que nos hace unos comelones sin remedio, nos ha llevado a ser expertos del buen sazón. No por nada nuestra cocina es patrimonio de la humanidad.

 

10. Tenemos mamitis

Para qué negarlo, somos un país matriarcal; incluso así lo demuestra nuestra fe guadalupana. Hay quien dice que esa sacralización de la madre nos ha llevado a ser uno de los países más machistas.

A pesar de las malas repercusiones, tener en ese pedestal a las mamás mexicanas también es un reconocimiento al incansable esfuerzo de la mujer mexicana por sacar adelante a sus hijos. Porque eso sí, para una mamá mexicana no hay imposibles.

 

11. Sabemos sacarle provecho a lo que nos gusta

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En México le ponemos limón casi a todo, incluso a las heridas. Aunque esto podría parecer una aberración para muchos extranjeros, nosotros conocemos muy bien las bondades de este cítrico —y de muchos otros ingredientes— para mejorar el sabor de comidas, bebidas y botanas, y para hacernos la vida más fácil también. Es solo cuestión de tiempo para que el mundo nos de la razón.

 

12. Somos maestros del albur

Algunos consideran a los albureros como personas de poca educación o como le diría Quico al Chavo del 8, ¡chusma! Lo cierto es que el albur es una muestra de la riqueza de nuestro lenguaje y como hemos sabido moldearlo a través del ingenio y la picardía. Ser alburero experto es privilegio de unos cuantos, incluso hay cursos en Conaculta para aprender a alburear, una cualidad lingüística de la que pocas naciones pueden presumir.

 

13. Tenemos familias muégano

Nuestras familias buscan cualquier pretexto para reunirse. Ya sea por cumpleaños, bodas, bautizos o vacaciones. En algunos países europeos, las ocasiones especiales solo se viven con el círculo familiar más cercano (papás y hermanos) pero a nosotros nos gusta invitar hasta a la novia del primo lejano para hacer la reunión más grande y que el despapaye valga la pena.

 

14. Lo enamoradizos nadie nos lo quita

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Cuando nos enamoramos no nos andamos por las ramas. Nos enamoramos como si fuera la última vez y esto repercute en la alta incidencia del mal de amores. Nos pega tan duro que hasta en los mercados se vende todo para ayudar a los enfermos de amor, desde hierbas hasta veladoras y otras pociones. Pero si algo de positivo tiene esa intensidad, es que cuando un extranjero se enamora de un mexicano o mexicana descubre que en las cosas del amor, los mexicanos nos pintamos solos.