Foto: Luis Molinero/Shutterstock

15 cosas que sacan de onda a los mexicanos cuando llegan a República Checa

República Checa
by Kiev M. 27 Apr 2018

1. La cerveza se sirve con espuma

En México creemos que la forma correcta de servir una cerveza es sin que haga espuma. Si has vivido con esta creencia seguramente pensarás que un checo no sabe servir cerveza. Una de las reglas que todos los checos respetan al tomar cerveza, es servirla con una densa capa de espuma, pues mantiene el sabor y las propiedades de la bebida por más tiempo. Y tienen todo el derecho de decirlo, después de todo, su cerveza es una de las mejores del mundo.

Cuando pidas tu primera cerveza en República Checa, por nada del mundo se te ocurra decirle al mesero que la quieres sin espuma y mucho menos le vayas a pedir limones para hacerte una michelada.

 

2. A madrugar si quieres desayunar

A diferencia de México, los desayunos checos suelen ser ligeros. Basta con una taza de té o café acompañada de una rebanada de pan con miel o mermelada casera. Los checos suelen ser bastante madrugadores y no les gusta demorarse demasiado preparando un desayuno tan elaborado como los que acostumbramos en México.

 

3. La gente se duerme temprano

Esta característica va de la mano con lo madrugadores que son los checos. Regularmente la mayoría va a dormir a las diez de la noche. Incluso en ciudades como Praga, fuera de la zona turística, las calles lucen vacías poco después de que se oculta el sol. En definitiva, los checos no son trasnochadores como nosotros y rara vez organizan fiestas que duran hasta las cinco de la mañana con música a todo volumen como las de tus vecinos.

 

4. Hay una fiebre por las setas

Si te toca visitar los bosques checos en época de lluvias, seguramente te encontrarás con varias personas paseando con canastas entre las veredas; y es que a los checos les encanta recolectar setas y hongos para sus sopas y guisados. La mayoría son expertos en detectar cuáles son comestibles y cuáles no. Te recomiendo intentarlo sólo en compañía de un experto.

 

5. Las carreteras están llenas de fruta gratis

Otra cosa que te sorprenderá al viajar por República Checa durante el verano, es la gran cantidad de árboles frutales que puedes encontrarte a la orilla de las carreteras. Normalmente, la gente para el auto para recolectar manzanas, peras, ciruelas, duraznos, frambuesas y moras. Claro, todo gratis.

 

6. Los extensas plantaciones de amapola

Que no te extrañe ver extensas plantaciones de amapola en los campos checos. No, no son para lo que piensas. Las semillas de amapola son muy utilizadas en la repostería local para preparar panadería dulce e incluso se llegan a comer como botana.

 

7. No hay lugares para cenar después de las siete

Vete olvidando de los tacos y de cualquier otro antojito a la mitad de la noche. Por lo regular, los restaurantes suspenden el servicio de cocina a las siete y sólo se ofrece servicio de bar. Si el hambre está muy canija, siempre puedes intentar buscar algún changarro de kebabs… y no mucho más.

 

8. El romance entre los checos y la salsa

Si tienes la idea de que los europeos no mueven el bote para nada, prepárate para una gran sorpresa. Por dondequiera hay escuelas de salsa y a veces se organizan bailongos en las calles. Algo así como la versión checa de nuestros famosos sonidos-dos-dos.

 

9. La rapidéz y la hiperactividad

Si eres de los que se toman las cosas con calma, aquí te vas a topar con pared. Los checos suelen ser muy rápidos y efectivos al realizar sus actividades; podría decirse que hasta parecen hiperactivos porque tienen mil cosas que hacer al día y encuentran tiempo para todo. Eso los hace, a la vista del mexicano promedio, parecer un poco desesperados cuando las cosas no se hacen rápido.

 

10. El interés por el chamanismo

Te sorprenderá saber el gran interés que despierta entre los checos los rituales y las ceremonias con chamanes o curanderos. En años recientes se han puesto de moda los seminarios, las charlas y las sesiones de curación impartidas por chamanes latinoamericanos por todo el país.

 

11. La temporada de rebajas

Si piensas que las tiendas departamentales de México te ofrecen gangas en el Buen Fin o en sus ventas nocturnas, tienes que darte una vuelta por las tiendas de ropa en República Checa durante el verano. Aquí te vas a enterar de lo que son realmente rebajas y ropa de calidad. Y no, no es anuncio de Milano.

 

12. La capacidad autodidacta de los checos

Si algo caracteriza a los checos es su iniciativa para empezar proyectos y concretarlos, muchas veces, de manera autodidacta. Esta capacidad de aprender y aplicar el conocimiento no sólo se limita a proyectos, también a la vida diaria.
Independientemente del estatus social o económico, a los checos les gusta meter las manos en el trabajo y te puede sorprender cuántas cosas pueden hacer por sí mismos sin necesidad de contratar servicios. Desde construirse su propia casa hasta instalar un sistema de paneles solares.

 

13. La puntualidad del transporte público

El transporte público de República Checa está catalogado como uno de los mejores del mundo. En cada parada de autobús, en las estaciones de metro y tranvía, puedes consultar los horarios exactos de cada ruta y —¡oh, sorpresa!— el bus siempre llegará a la hora indicada en donde lo estés esperando. Esto sí saca de onda y más cuando estamos acostumbrados a la ley de la selva que impera en nuestro deficiente transporte público.

 

14. La independencia de la mujer checa

Si te enamoras de una mujer checa —algo bastante probable—, ve preparándote para dejar todo rastro de machismo a un lado. Las mujeres checas son bastante independientes en cuanto a sus actividades personales y laborales, así que no esperes la típica relación cursi y de muégano, y mucho menos creas que te van a pedir permiso para salir con sus amigas o amigos.

 

15. Los bares rodantes

Ya habíamos comentado sobre la relación amorosa entre los checos y la cerveza. Pues la creatividad nacida de este amor por el vital líquido los ha llevado a crear ingeniosas maneras de beber. Una de ellas es a bordo de bares rodantes diseñados para que los clientes pedaleen mientras beben cerveza y de paso quemen esa panza chelera. Aquí sí que piensan en todo.