Una madre mexicana no los necesita porque es tu madre… ¡Y te callas!
Una madre mexicana te cuenta hasta tres… y si va en serio, le van a importar poco las matemáticas y va a empezar en el dos.
Una madre mexicana te amenaza con poner un reporte en tu contra ante los Santos Reyes.
Una madre mexicana te dará un bolillo.
Una madre mexicana te dará de comer como si no fueras a comer de nuevo en tu vida, te preparará todos tus platillos favoritos y más te vale dejar espacio para el postre. Eso sí, si te llevas sus tópers, se van con «v de vuelta».
Una madre mexicana se queda con el Jesús en la boca.
Una madre mexicana te anda regalando con cualquier extraño después del primer berrinche.
Una madre mexicana te va a echar la culpa y luego te va a regañar. Aquí un caso típico.
Una madre mexicana te reclama cada vez que le llamas… porque nunca le llamas.
Una madre mexicana te va a decir que te dejes de payasadas y te acabes la sopa. Si la sopa en verdad sabía raro y te enfermas, te va a regañar porque seguramente te hizo daño algo que comiste en la calle… luego te va a dar una Sal de Uvas o una Coca.
Una madre mexicana te hace preguntas esperando que te calles y le respondas.
Una madre mexicana te lanza esa mirada con una ceja levantada que puede leerse como “Ya valiste madre, pero no te voy a hacer nada ahorita, te voy a tener sufriendo hasta que lleguemos a la casa o, peor aún… hasta que llegue tu papá”… y puede que no te haga nada, pero la pura promesa es buen escarmiento.
Una madre mexicana te regaña por enfermarte y luego te manda a buscar el VapoRub en el cajón de las medicinas.
Una madre mexicana se va a buscar la chancla.
Una madre mexicana no sólo se enorgullece de ti, ¡se enorgullece de ella misma por haber criado un hijo tan perfecto!
¡Quién te va a querer como tu madre!