1.
¿Una cita a ciegas? Nada de rosas en el ojal ni prosaicas descripciones físicas, pídeme que te reconozca por el libro que estás leyendo.
2.
Llevarme a un café-librería es un acierto seguro, pero por qué no arriesgar y arrastrame a una vetusta biblioteca, una librería temática o un museo sobre los libros perdidos (¡Sí, inventarte un museo que no existe hará que te pida en matrimonio!).