1. Ainielle (Huesca)
Sería simplemente un pueblo más de los muchos que han ido quedando abandonados en el Pirineo aragonés, pero su suerte cambió en 1988, cuando Julio Llamazares lo convirtió en protagonista de su novela «La lluvia amarilla». El libro, triste, descorazonador y maravilloso, es el monólogo interior del último habitante de Ainielle. Nos cuenta cómo la gente se fue yendo poco a poco, cómo los últimos vecinos dijeron adiós y cómo, tras la muerte de su mujer, se convirtió en el habitante del pueblo. Desde la publicación del libro, Ainielle, deshabitado desde 1970, es una especie de lugar de peregrinación. Puedes ir por tu cuenta o participar en la Senda amarilla, una marcha senderista anual de Oliván a Ainielle.