¡El Pacífico Mexicano y sus cielos súper producidos! ¿Qué chiste va a tener ver el atardecer desde tu sala después de verlo en Sayulita?

 

El Océano Pacífico es demasiado violento. Sólo los nadadores expertos se pueden aventurar en estas aguas.

 

Te detienes a la orilla de la carretera a comprar papas fritas y ¿con qué te encuentras? ¡Frutas frescas y desconocidas! Así no se puede…

 

Y lo que siempre he dicho… ¡Todas las playas son iguales!

 

Sí, mucho sol y mucha playa, pero ¿qué me dicen de la cultura? ¿A ver si muy salsas?

 

Y esos animalotes que siempre se atraviesan en las fotos… ¡Qué mal gusto!

 

Es bien sabido que la gente se empieza a comportar de forma por demás extraña cuando se ve sometida a altos niveles de estrés.

 

¿No les digo?

 

Y ni se les ocurra aprender a surfear por aquí. Estas olas son sólo para expertos.

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¿Cómo vas a sustentar tu adicción por el aguachile cuando vuelvas a casa? Vas a tener que aprender a cocinar o vivir en la añoranza.

 

Y esa modita de ir remando a todos lados. ¡Ya no saben qué inventar!

 

¡Momento! ¿El Caribe no estaba del otro lado?

 

Vas a sentar un precedente demasiado elevado con los recuerditos que compres para tus amigos y familia. ¿Cómo piensas superar el arte huichol?

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No esperes encontrar un espectáculo de fauna silvestre. Sólo tienen bobos de patas azules, cocodrilos, mantarrayas, ocelotes y la ocasional ballena. Nada fuera de lo común.

 

¿Te imaginas regresar a la oficina después de visitar Nayarit? Si te descuidas vas a terminar regresando a cada rato o, en una de esas, ¡hasta te vas a querer quedar!

 


Crédito de la imagen de portada: Adam Rugel.